Salvatore continuaban decaído, aunque lo disimulaba bien o al menos creía él, Mariza había tratado de brindarle su apoyo. Desde aquel día algo había cambiando. Había visto una faceta tan humana en su esposo.
Aunque estaba molesta y dolida con él por lo que había hecho, en aquel momento Salvatore estaba atravesando un momento difícil.
-Permíteme ayudarme, cariño.
Salvatore la tomo de la cintura y le ayudó a abordar el avión.
Una vez dentro la guio hasta sus asientos. Le cedió el lado de la ventana, ella tomo asiento y él hizo lo mismo.
Él le coloco el cinturón y luego hizo lo mismo con él.
Salvatore se recostó en su hombro y suspiro a la vez que cerraba los ojos.
Mariza lo miro con tristeza, le acaricio la mejilla con suavidad. Él se quedo tranquilo disfrutando de sus caricias.
Aquel era un momento de paz después de tanto caos.
Había viajado a Grecia, la familia de Lisandro realizo una misa. Había sido tan agotador y doloroso.
Le parecía extraño no haber visto la prometida de Lisandro, de no haber sido por el accidente que ocasionó la muerte de este, se hubieran casado el siguiente mes.
Aquello era una tragedia.
-Te amo- le susurró a Mariza, abrió los ojos y la miro fijamente. Se volvería loco si algo le llegara a suceder.
La iba a proteger de todo, a ella y al bebé.
Ella no le respondió, pero él sabía que aun no se fiaba de él.
No podía decirle que lo amaba aun no, no hasta que estuviera segura de que no le volvería a herir.
Minutos después Mariza lo observó dormir, aun dormido su semblante era triste.
Era increíble como el dolor podía consumír una persona.
A pesar de que actuaba con normalidad, era notable que todo aquello le estaba afectando.
Salvatore se veía decaído.
Llegaron a suelos italianos, cuando el sol se estaba ocultando.
Ambos estaban cansados.
Mariza miro aquella casa delante de ella, y la tristeza nublo sus ojos, había pasado tantas cosas desagradable allí.
Al llegar a la puerta ella se detuvo, lo hizo sin darse cuenta. Salvatore el cual la sostenía de la mano, la miro sin comprender.
-¿Qué pasa? ¿Te sientes mal, cariño?- pregunto de inmediato.
Ella lo miro llena de miedo.
Salvatore se asusto al ver el miedo en sus ojos.
-Dime algo. ¿Qué va mal?
-No es nada-logro susurrar.
-Te has quedado paralizada, sin habla y asustada. Es evidente que algo pasa. Habla conmigo. Lo solucionare todo-prometió.
Mariza no había esperado reaccionar así. Pero a lo visto, regresar aquel lugar donde había sufrido tanto le afectaba, más de lo que imaginaba. Además tenía miedo de que Salvatore fuera a volver a ser el hombre frio que había sido antes, aquello era lo que más le asustaba. Su familia la odiaba, estaba segura de lo iban a poner en su contra. Aquello le llenaba de miedo.
Salvatore la estrechó entre sus brazos. Al ver como estaba.
-Todo esta bien, aquí estoy. Sea lo que sea que te inquieta, quiero saberlo, lo solucionare.
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Boda por obligación. (4- Serie magnates apasionados)
RomantikAquel magnate se había casado con ella por el bebé. No la amaba y ella lo sabía, la única razón de la boda era por el bien de la criatura que venía en caminó. Pero entonces una gran tragedia paso, una desgracia que amenazaba con arroparlos como una...