20: Tomando su lugar.

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Al día siguiente Salvatore tenía que ir a la empresa. Se había ausentado por un largo tiempo, aunque había trabajado desde casa, tenía varios asuntos que resolver de forma presencial.

Ella sintió su beso y abrió los ojos. Olía a limpio y a perfume. Aún era temprano pero ya Salvatore estaba vestido con un traje negro. Se veía tan fuerte y guapo.

Ella envolvió sus brazos en su cuello y lo hizo caer en la cama.

-Debo irme bella-le comunico con pesar.

-No quiero que te vayas- protestó.

-Eso me complace, prometo que tratare de regresar temprano.

Ella suspiro teatralmente.

-Supongo que tendré que esperar.

Sonriendo el beso por última vez.

-Sigue durmiendo, aún es temprano. Nos vemos más tarde- se despidió.

-Cuídate mucho, está lloviendo fuerte.

-Descuida, regresare completó -bromeó.

Salvatore cerró la puerta al salir de la habitación.

Recorrió el pasillo y luego bajo la escalera como tantas veces había hecho al pasar de los años, pero aquel día se sentía extraño. No quería estar allí, Mariza tenía razón tenían que salir de allí, iba a buscar el lugar perfecto, en ese momento se arrepentía de haber puesto en venta la casa que había comprado en el centro de la ciudad, podía alquilar un apartamento, pero quería conseguir un buen lugar para su esposa e hijo un lugar donde formar un hogar. Quería que su hijo naciera en un lugar estable, no era ciego, ya se había dado cuenta lo material que era su madre y lo malcriada que era su hermana. Tenía algunas propiedades, pero solo eran adecuadas para vacacional. Necesitaba buscar el lugar perfecto.

Con esa idea en la cabeza salió de casa. Subió al auto seguido de Gino.

Cuando llego a la empresa Beatrice, su asistente personal. Lo esperaba con una rumba de documentos.

- ¿Es todo? - pregunto con ironía, después de saludarla.

La mujer sonrió.

-Es solo el comienzo, jefe.

-Eso me temía.

¿Quién era aquel hombre? se preguntó la secretaria. Nunca había escuchado a su jefe quejarse por el trabajo.

Salvatore entro a su despacho se centró en el trabajo.

Con el primero que se encontró Mariza al bajar a desayunar fue con Paolo.

Este le saludo muy simpático e incluso le invito a desayunar juntos.

-Me alegro que mi hermano haya sentado cabeza y sobre todo me alegra verlo feliz, realmente lo merece- dijo Paolo con sinceridad, pensando en que Salvatore siempre había estado allí para todo ellos, él se había hecho cargo de todo.

Mariza no pudo estar más de acuerdo. Continuaron conversando hasta que una empleada los interrumpió al traer el desayuno. Estaban al aire libre en el jardín bajo la sombra de un gran árbol.

Paolo era una compañía agradable, dedujo Mariza, no entendía como la madre de Salvatore y la hermana menor eran unas arpías. Aunque debía admitir que Gloria, la madre de su esposo estaba un poco cambiada, era como si al fin llevara la fiesta en paz.

Al llegar el medio día, mariza solicito los servicios de Thomas, el chofer, justo estaba terminando de hablar con este cuando apareció Alicha.

-Necesito que me lleves a un lugar- ordeno sin molestarse en saludar.

Boda por obligación. (4- Serie magnates apasionados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora