Él brazo que la rodeaba por la cintura con posesividad, aumento su agarré cuando ella intento liberarse. Por lo visto él estaba despierto, aunque parecía lo contrario, era tan guapo incluso recién levantado.
-¿A dónde crees que vas?- cuestiono un soñoliento Salvatore.
-Déjame ir Lombardi.
El sonrió y arqueo una ceja al escucharla referirse a él por su apellido.
-¿Si no lo hago qué?- pregunto bromeando.
- Conocerás las náuseas matutinas.
En cuanto las palabras salieron de su boca él la soltó. Ella corrió disparada hacia el baño. Odiaba aquella parte del embarazo. Algunas mujeres tenían suerte y al tercer mes del embarazo las náuseas desaparecían pero ella tenía cuatro meses y aún continuaba con aquello.
Él no se quedó en la cama si no que fue tras ella, la encontró reclinada en el inodoro.
-Vamos, todo estará bien cariño-Le ánimo, su palidez no le gustaba.
Se sintió fatal, él no le había brindado su apoyo en los primeros meses al menos no apoyo personal. Ella lo había pasado mal y él ni siquiera había pensado en eso.
-Estaré mejor dentro de unos minutos- dijo. Usualmente las náuseas paraban antes del mediodía, a veces solían extenderse pero por lo usual se detenían temprano. Lo cual era un gran alivio.
Le daba un poco de vergüenza que él, le viera así, pero que podía hacer cuando él insistía en estar a su lado.
Le tendió un cepillo con paste dientes, el cual ella acepto y luego le ayudo a tomar una ducha y terminaron duchándose juntos.
Le ayudo a ponerse una bata de baño y la tomo en brazos con cuidado.
-¿Sabes que puedo caminar, cierto?
-Calla mujer, no le quites lo romántico al momento-contesto él. A lo que ella sonrió.
-No te tenía por romántico-contesto ella.
Él se hizo el ofendido y la miro ceñudo.
-Me ofendes- dijo adoptando una expresión chistosa, la cual le sacó una carcajada a ella.
Le dejo en la cama y en segundo estuvo a su lado, permanecieron allí durante casi una hora, conversando, ella adoraba aquellos momentos íntimos.
- Por lo que veo han preparado todo un festín- dijo cuando por fin bajaron a desayunar.
- Mi estómago no podría con todo esto- dijo, ella mientras tomaba asiento. Se sentía mejor y agradecía que las náuseas no habían regresado, pero allí había todo festín y ella prefería algo ligero.
Salvatore frunció el ceño, cuando la vio tomar una taza de té, junto a un par de galletas saladas.
-No pensaras tomar solo eso, no me extraña que este tan delgada-farfullo.
-Es todo lo que puedo soportar a estas horas de la mañana-musito.
-Por lo que se, tan poco comías mucho en casa- murmuro él. Pero el día anterior ella había tenido un buen apetito, las mujeres embarazas eran un tanto complejas pensó él.
-Ciertas cosas me resultan desagradables.
-Cuando regresemos contratare a alguien que se encarga de tu comida- le aseguro, prometiéndose a si mismo cuidarla y recompensarla por todo lo sucedido.
-Descuida, no es necesario.
- Es necesario, quiero que te alimentes bien, pero sobre todo quiero que se sientas bien.
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Boda por obligación. (4- Serie magnates apasionados)
RomanceAquel magnate se había casado con ella por el bebé. No la amaba y ella lo sabía, la única razón de la boda era por el bien de la criatura que venía en caminó. Pero entonces una gran tragedia paso, una desgracia que amenazaba con arroparlos como una...