-Salvatore se hace tardé- medio gritó, cuando su esposo la abrazo sin dejarla escapar.
-Baja la voz vas a despertar a Luca- le regaño juguetón.
Ella lo miro sin agrado y él sonrió coqueto.
-No más besos, es hora de irnos. Además, me estás arruinando el maquillaje.
Regañadientes le soltó, cuando escucho el llamado de su hijo.
La miro acusadora, pero luego sonrió
-Está noche no te salvas.
Esta vez la que sonrió coqueta fue ella, pues sabía que le esperaba una noche llena de placer.
Salvatore era el marido perfecto, aún con sus imperfecciones. Era amoroso, protector y siempre velaba porque ella y el niño estuvieran bien y felices.
Cuando Mariza llego al salón ya su esposo le esperaba con el niño en brazos. Cada vez que los veía juntos se asombraba del parecido. El niño era una copia exacta, tenia el pelo y los ojos oscuro igual que el padre.
Luca Raffaele era el niño más travieso que conocía, había empezado a caminar a los nueves meses, ya había cumplido un año y habían pasado la navidad juntos, en aquella ocasión una invitada se le había unido a la cena.
La madre de Salvatore había aprendido la lección, entre llanto se había disculpado por todo lo que había hecho, y le había dejado claro que nunca había querido el mal para su nieto, el cuál adoraba. Se había convertido en la abuela ideal.
En cuanto a Alicha está era la que más daño había causado, aunque Salvatore le había visto algunas veces aquel año. Le había conseguido un nuevo empleo como secretaria, hecho que ella había agradecido. Se le notaba más madura y de la niña malcriada que conocía, no quedaba rastro, se había disculpado con sinceridad y le había pedido que le dijera a su esposa cuánto lamentaba todo, se le veía afectada por lo que había hecho. Pero aun así él no se sentía aún listo para perdonarla del todo.
Pero algo que él no sabía era que la joven se atormentaba cada día, por todo el daño que había causado. Pero se alegraba de que su hermano estuviera bien. Tenía un sobrino que solo conocía por fotos, había llorado al ver el pequeño, era idéntico a su padre. Su madre por otro lado había cambiado al igual que ella, definitivamente la vida le había dado una lección de la cual había aprendido. Su supuesto amigos le había dejado de hablar, al ver como vivía, pero ahora se alegraba de eso, pues ahora tenia amigos verdaderos con los cuales solía compartir. Se había dado cuenta que el dinero no compraba la felicidad. Había aprendido la lección y aunque su hermano aun no le perdonaba, al menos solía visitarla o llamarla algunas veces.
Tanto Alicha como Gloria habían pasado momentos difíciles , pero habían aprendido la lección. Por su parte Salvatore se había encargado de poner a su madre cómoda, aunque esta ya no llevaba la vida que solía llevar antes.
Gino se había mantenido pendiente de la joven y había empezado a tomarle cariño nuevamente, al ver su cambio.
Aquel día incluso Gino vestía de blanco, para el bautizo del pequeño.
Cuando llegaron los invitados estaban reunidos, el bautizo había salido perfecto.
Al regresar a casa para la celebración, Mariza se encontró con la sorpresa de que su esposo había planeado una boda sencilla, pero no por ello menos hermosa.
- ¿Por qué no me dijiste nada?
-Quería darte una sorpresa, además así no tendrías oportunidad de escapar.
-Tonto, jamás me escaparía.
-La verdad es que quiero que está boda sea todo lo que la primera no fue.
Y así fue, porque en aquella ocasión el sol brillaba con esplendor. Tanto el novio como la novia estaban rebosante de felicidad. En aquella ocasión la felicidad y el amor se reflejaban en sus rostro.
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Boda por obligación. (4- Serie magnates apasionados)
RomanceAquel magnate se había casado con ella por el bebé. No la amaba y ella lo sabía, la única razón de la boda era por el bien de la criatura que venía en caminó. Pero entonces una gran tragedia paso, una desgracia que amenazaba con arroparlos como una...