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Varios días después.....

Sali de casa rumbo a la escuela, la verdad el día no era de lo más bonito, inesperadamente había un poco de lluvia, presione el botón del ascensor, espere un par de minutos asta que llegó, a primeras horas de la mañana era común que llegara repleto de gente pero está vez me supongo por la lluvia estaba vacío.

No me preocupe pero si extrañé aún si subí a el, presione el botón del lobby y este descendio, salí de ahí, mis botas largas no tenían el efecto que mis tennis en ese piso, avance asta estar casi fuera. En primer panorama una vez más mire la escena que estaba siendo repetitiva, aunque está vez era demasiado temprano para esa situación.
Algo en mi se estremeció, como si me sintiera realmente involucrada cosa que para nada pasaba, sin embargo luego de un suspiró decidí forzarme a ignorar lo visto.

Levanté las cejas muy a mi manera y fui directo a mi auto que por mala jugada del destino estába solo a un par de autos de su camioneta. Si bien podía evitar mirar la escena, no podía evitar pasar justo unos metros cerca de el.

Busque dentro de mi bolso la llave del carro, creo que jamás tome encerio el consejo que Jimin me daba, aquel de tener en mano la llave del vehículo antes de salir del lobby, pero a decir verdad era un excelente consejo.

Por fin encontré la llave.

- oppa por favor - la voz de esta chica era más profunda y madura que las voces de antes, está niña parecía más decidida.

De el no escuché respuesta o algo parecido, levanté las cejas, otra en su lugar entendería que un silencio es más poderoso que nada, sin embargo la tenacidad que la mujer tenía era demasiada, se sujeto de la puerta de el carro con desesperación.

- suelta - ahora escuché la voz esforzada de el hombre, ingresé la llave dentro de mi auto, en mis adentros me sentía pésima por esa pequeña, quizá si estuviera en su lugar y experimentará lo que les daba igual rogaría.

Abrí la puerta de mi coche que estaba a espaldas del suyo, si fuera teatro estaría en primera fila en aquella obra, gire la llave para abrir, entonces la maldita mirada venenosa de aquel hombre me encontró. Mis piernas y manos y todo se petrificaron, como podía tener ese poder en mi con tan solo una mirada, mis manos comenzaron a sudar, mi mente gritaba abre el maldito auto y mis manos solo no respondían.

No me di cuenta como, solo mire como abandonaba su auto para apresurarse al mío, en un dos por tres llegó a mi lado.

No me di cuenta como, solo mire como abandonaba su auto para apresurarse al mío, en un dos por tres llegó a mi lado

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- ¿Podemos hablar? - arranco la llave del carro de entre mis dedos.

- ¿De que deberíamos hablar? - respondí en tanto miraba por el rabillo a la mujer que permanecia parada con la mandíbula al piso.

Algo así.....Donde viven las historias. Descúbrelo ahora