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Cómo empezar......

Decir que el destino es un tonto es poco,  es más no se cómo expresarlo solo se que si algo había hecho entonces lo estaba pagando justo en ese instante.

— pensé que si venías sería bueno que el viniera también — mamá era mi peor enemigo.

— que bien — respondí encantada.

Pero no estaba bien, como se suponía liberaría mi sentir con Taehyung por ahí, sonreí levemente a ellos antes de que volvieran a clavar su mirada en el televisor

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Pero no estaba bien, como se suponía liberaría mi sentir con Taehyung por ahí, sonreí levemente a ellos antes de que volvieran a clavar su mirada en el televisor. Subí con Yuna a mi habitación, tendría una habitación compartida con ella y en la continúa dormirían los chicos, encima de todo me tenía que comportar como si nada.

Acomode lo poco que tenía conmigó, enseguida salí a la pequeña terraza al final del pasillo, Yuna tenía almenos cinco minutos llamando por teléfono, no me sorprendía mucho pero de lejos su aspecto era turbio, decidi acercarme a ella para saber que sucedía, la puerta estaba cerrada.

Aguardé dentro, no me separaría de ahí asta escuchar que todo estaba bien, pero no fue así, al terminar la llamada abrió la puerta de inmediato para colgarse en mi cuello.

— termino conmigó — lloro amargamente.

— lo siento.

No podía decir lo que realmente pensaba, esto era algo que habíamos vivido en muchas ocaciones tanto que comenzaba a preguntarme cuando pararía.

— vamos a recostarte.

Entramos una vez más a la habitación, en su cama estaba aún su equipaje, tome la asa y arroje lejos de ahí su bolso, una vez que recostó su espalda cubrí su cuerpo con una frazada.

— ¿Que ocurrió?.

— no lo sé.

Era común que ella no supiese nada, normalmente el solo rompía con ella y luego regresaba, tal vez iría de fiesta y por eso lo hacía, con ella lejos era lo más lógico. Tenía cientos de cosas que decir pero no dije nada, ella no merecía escuchar mis reproches de siempre, está vez no.

— descansa.

Salí para dejar que relajada su mente, el amor que sentía por Baekhyun era algo que no entendía por lo que no entendía su dolor.

Bajé a la sala, los chicos no estaban ahí, recosté mi ser sobre el enorme sofá gris de mamá, al parecer la sala estaba diseñada para nosotros, desde siempre cada vez que llegábamos a su casa ese era nuestro lugar, Jimin y yo no teníamos pasatiempos, solo mirar la tv era algo como una adicción.

Algo así.....Donde viven las historias. Descúbrelo ahora