¿Que un clavo saca a otro?.
Mal consejo.
Será posible que un amor ayude a olvidar otro, que tan frágil puede ser un sentimiento en para desaparecer o que tan profundo para quedarse.
Solo un par de minutos después de que subiera a su auto el llegó, me sentía consternada por lo ocurrido, no sabía ni siquiera que había pasado y por qué Sehun había interferido, tal vez el incidente era a su causa.
En cuanto Chan miró a su amigo llegar se marchó para darnos privacidad, bajé de su vehículo en ese instante. Cruce los brazos y puse gesto de loca.
- ¿Que sucedió ahí? - intenté preguntar pero me salió más como una demanda.
- ¿Estás bien?.
- ¿Quien era ese hombre? - no respondió en ese momento, me ayudó a subir al auto para llevarme a casa en donde contestó.
Sehun frotó su cara antes de responder a mis demandas, el parecía igual de confundido que yo.
- yo.....
- ¡Quiero la verdad!.
Impulse mi necesidad ante el, debía dejar claro que no estaba en posición de mentir ni de intentar sacar ventaja.
- solo son personas indeseables que quieren lastimar a mi novia.
- ¿Tu novia? - espete incrédula.
La mirada que sehun ponía era la de un cachorro regañado que me impedía ser más dura con el.
- si, ¡Mi novia! - respondió con esa actitud que lo caracteriza.
Sin embargo apesar de sentir mi desprecio justo en ese momento su seguridad no perdía ni un poco.
- estoy muy lejos de ser algo tuyo, mucho menos tu novia - respondí tajante ante la idea que horas atrás me puso en peligro.
- ¿Que tan lejos? - inquirio casi en mi cara ruborizando mis mejillas, este hombre no perdía ni un poco la seguridad.
- ¡mucho! - exclame molesta, se limito a sonreír sin decir más.
- te veré mañana - salió disparado de mi lado, subió a su auto y condujo como loco.
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Me quedé parada un par de minutos mirando el vacío que había dejado su presencia, estar con Sehun se volvía peligros para mí vida y para los que me rodeaban, está era la segunda vez que intentaban dañarme a su causa y por fortuna en las dos ocaciones el estuvo cerca para ayudar pero que pasaría si el no estuviera, asta donde podría ponerme en peligro solo por su fugas idea de estar conmigó.
- ¿Estás bien?.
A mí espalda escuché la suave voz que comenzaba ser más conocida y relajante para mí.
