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Dos minutos después reaccionó, obligó a su cuerpo débil levantarse de prisa, aún llena de sorpresa ofrecí mi mano para sujetar su cuerpo abatido.

— estás ardiendo — exclamé en cuanto mís dedos sintieron el calor inconmensurable de su mano, toque su frente para segurarme.

Si, el ardía en fiebre, respiro, está vez más pesado que antes, tal vez igual solo asta ahora lo noté.

— iré a casa — intento quitar su mano de mi mano, pero no lo dejé, ingresé con el asta su cuarto, me sentí intrusa una vez dentro.

Sabía a la perfección que no debía estar ahí, sin embargo me necesitaba así que solo aleje lejos todas las ideas que consumían mi mente.

Fui a la cocina tome un poco de agua fría y una toalla del baño, entre dónde el, este ya había retirado de su cuerpo su camisa por lo que una parte se miraba.

Me acerque a su costado y comence a poner las compresas frías, sus labios estaban secos y su cara era de muerte. Corrí a casa para tomar analgésicos y una lámpara humificadora.

Estuve con el toda la noche, cambié su compresa algunas veces mientras miraba que dormía por fin luego de los analgésicos, su cara era la de un ángel, ¿Cómo podía ser tan guapo aún en ese estado?.

Los párpados comenzaban a pesar, eran cerca de las seis de la mañana, pensé en ir a casa, debería descansar también, justo en ese instante Tae despertó.

Nuestros ojos se miraron como la primera vez, nuevamente mire en el ese fuego que me consumía, mis piernas parecían perder el control, me sentí una pequeña gacela, pero.....

El timbre de su casa sonó, un sonido difere te al mío pero algo en el me alarmó, sin apartar su vista de mi se levantó de la cama, se poso justo a mi lado, entendí que debería avanzar, aparte en ese instante la mirada de el para dar la espalda ay ...

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El timbre de su casa sonó, un sonido difere te al mío pero algo en el me alarmó, sin apartar su vista de mi se levantó de la cama, se poso justo a mi lado, entendí que debería avanzar, aparte en ese instante la mirada de el para dar la espalda ay salir de ahí, los timbres eran más grandes e insistentes.

...al abrir la puerta, estaba ahí parada la figura de sus sueños.

La niña tenía consigo un todo un kit de cuidados, su persona lucía como siempre, perfecta solo sus ojos se veían llorosos. Me sentí una tonta, no era más que una copia de las niñas de antes, de aquellas de la que me burlé.

Bajé la vista, mi aspecto en contraste era algo más, diferente. Pans, una enorme camiseta y mi cabello era aún caos, además mi rostro era el de una manzana, estaba completamente inchado por falta de sueño.

Tenía que irme de ahí, solo debía decir algo antes para que no mal entendiera las cosas, y entonces, el teléfono que llevaba en las bolsas de la chaqueta comenzó a sonar, ¿Quien podría ser tan temprano?.

Algo así.....Donde viven las historias. Descúbrelo ahora