¿Que un clavo saca a otro?.
Mal consejo.
Será posible que un amor ayude a olvidar otro, que tan frágil puede ser un sentimiento en para desaparecer o que tan profundo para quedarse.
Casi en la madrugada, cuando todos debían estar dormidos dos mensajes aparecieron en mi pantalla, era algo común, después de todo muchas niñas de la escuela lo pedían, pero está vez era la primera que me mandaban texto. Inferi que como en otras ocaciones solo era una chica tonta que no podía aceptar la realidad y bueno eso lo entendía, mi relación con Sehun estaba basado en ello en mi falta de capacidad para aceptar la realidad, una realidad dura e incierta.
Borre los textos de inmediato e ignore como siempre, ¿A caso tenía sentido poner cuidado?, Bueno para mí no, confiaba plenamente en Sehun y no tenía motivo para molestarme.
Dormí asta el amanecer, una vez que la fría brisa de la mañana entro forzada por las rendijillas de las puertas me desperté. Duche, cambié, y desayuné, un día normal en mi insípida vida. Entonces unos golpes secos y demasiado ruidosos ensordecieron el lugar, me presipite tan rápido como pude para abrir la puerta.
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— ¡Hay otra mujer!.
Su echo a mis brazos como niña pequeña siendo abandonada, sus ojos rojos llenos de gotas saladas que por el estado parecían tener demasiado tiempo ahí, su cara estaba transparente y bueno su estado en general era demencial.
— ¿Que quieres decir? — tome la niña dentro de casa.
— el tiene a otra mujer, el hombre que más amo tiene a alguien — el recelo creció en mi corazón, aún sabiendo que el bastado de Kim gozaba de enamorar mujercitas me sentía traicionada ensima de ello me sentía sucia, como siquiera podía escuchar el dolor de jisso estando enamorada de el.
— jisso....yo....
— ayer me enteré, al parecer tienen saliendo algunos meses, por eso el está tan cambiando, ha echo cosas que por mi jamás hizo y asta dejo todos esos malos vicios que tenía, el es otro.
Su llanto era involuntario cada palabra que ella decía empujaba fuera una lágrima sus manos temblaban como gelatinas sus palabras también lo hacían.
— jisso puede ser que sea egoísta y tal vez tonta pero debes parar.
— no puedo.
— si puedes.
— no, no puedo — empujó mi cuerpo — además tú no entiendes — se alejó enfadada de mi — lo amó, lo amo más que a mí vida, lo amo tanto que prefiero verme muerta a estar sin el — grito como si yo tuviera la culpa, desquitó conmigó su frustración.
