¿Que un clavo saca a otro?.
Mal consejo.
Será posible que un amor ayude a olvidar otro, que tan frágil puede ser un sentimiento en para desaparecer o que tan profundo para quedarse.
Jim golpeó la puerta de mi cuarto, había pasado todo el fin de semana dentro sin salir siquiera a tomar un baño, tampoco ví mis mensajes y mucho menos a Taehyung.
— iré a Daegu un par de días, ¿Está bien?. — menciono una vez que entro.
— ok.
— pero no quiero irme así.
— ¿Cómo así?.
— sin saber que es lo que pasa.
— no pasa nada.
— ¿peleaste con tu novio?.
Guardé silencio, francamente no quería charlar sobre el tema.
— no.
— entonces.
— me siento mal, solo es eso.
— Soo no es bueno guardar las cosas, se que siempre haz sido la fuerte entre nosotros pero estoy aquí si necesitas algo.
— gracias.
Salió de la habitación al final de nuestro breve plática.
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A decir verdad, me sentía peor que un chicle en el suelo. Al parecer tomar la decisión perfecta dolía mucho. Me levanté tal vez al medio día del día lunes, el estómago me dolía horrible y me sentía tan mareada, entre en la ducha en donde estuve por lo menos dos horas.
Salí casi arrastras asta mi habitación donde estuve por dos horas más recostada en la cama con la toalla en mi cuerpo, no podía sacar de mi cabeza las palabras de Taehyung "me gustas", sonaba tan perfecto, mi sueño hecho realidad o tal vez mi pesadilla.
El sonido desenfrenado del teléfono de casa fue el motor para levantarme, su incesante sonar alarmo mis sentidos.
— bueno. — respondí de forma monótona.
— amiga, ¿Dónde haz estado?. — tras la línea estaba mi mejor amiga con un tono de voz más alarmante que el mismo sonar de aquel viejo aparato.
— hola Yuna, en casa.
— desapareciste todo el fin de semana, ¿Todo está bien?.
Al preguntar sentí la necesidad de ser franca — no — conteste antes de llorar como una pequeña niña a la cual le quitaron un dulce.
