La chica de las medias

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Lucas Córdova.

Mientras me dirigía hacia la oficina de mi madre pensaba aún en lo ocurrido, como una chica me había hecho sentir esas… no se ni cómo llamarlas.

¿Cómo me sentía?, molesto, sin duda alguna, indignado, dalo por hecho, humillado, ohh claro que sí, pero lo peor de todo y lo que más confundido me tenía era que estaba algo asombrado y un tanto intimidado por esa chica con esas benditas medias, ¿Cómo se le ocurrió que yo quería quitárselas?, no tenía vergüenza.

Tu tampoco querido.

Estúpido subconsciente, claro que no quería quitárselas mis padres no me criaron así, soy un chico bueno nunca le insinuaria alguna cosa así a una chica que recién conozco. Esa chica sin duda gritaba problemas.

No seria la primera vez que veía a una chica como ella, era un poco más baja que yo, pero Dios mío, tenía una mirada que te hacía querer salir corriendo, sus ojos eran de un verde pero este verde no era en nada parecido a los míos o a cualquier otro, estos tenían un toque amarillo, cuando tubo la osadía de enfrentarme estos se volvieron más claros e intimidantes, como si dijeran «Quiero que te atrevas a retarme».

Sus facciones eran marcadas, tenía una sonrisa un tanto descarada, su cabello era de un marrón oscuro, casi parecía negro, el cual llevaba un poco corto, un poco más bajo a la altura de los hombros, una chica como cualquier otra, cualquiera diría, pero yo creo que no, ¿por qué pensaba tanto ella? Solo era una chica ¿no?, era nueva eso no tenía discusión tal vez por eso llevaba esas medias, tal vez si me mostraba más firmé, me hubiera hecho, pero no sé qué me pasó, ¿Qué carajos me pasaba?.

–Hey Luca amigo, ¿por qué tan pensativo?– Jhos me saco de mis pensamientos captando así toda mi atención y haciendo que dirigiera mi mirada hacia el con una ceja enarcada– ¿No estarás pensando en Maya?.

Puse mis ojos en blanco ante su comentario– Jhos no estoy para bromas , ya te dije que ya no pienso en Maya– y no lo hacía bueno, no desde que mis pensamientos fueron solo para cierta chicas de medias– ella ya no me interesa, solo fue un simple beso no significó nada para mí.

Escuché como trataba de suprimir una carcajada, negué con la cabeza, era como mi hermano pero en ocasiones era un gilipollas.

–Luckie no te molestes, es broma, o bueno no creo que sea broma, Maya está buenísima y es una de las chicas más bonitas de todo el internado, tal vez deberías darle una oportunidad, o mejor, solo follartela ella aceptaría con gusto es obvio que le gustas.

No podía creer que el solo pensará en follar, como si las chicas no tuvieran pensamientos o sentimientos

–¿ Tu solo piensas en follar cierto?– le pregunté a mi amigo el gilipollas.

–No, claro que no, no solo pienso en follar– respondió un tanto ofendido.

–¿Ah sí? Y en qué otras cosas piensas–le pregunté un tanto divertido.

–Pues– observé como pensaba, con aquella maña que tenía de colocar el dedo índice en sus labios, según el lo hacía ver intelectual, después de un rato respondió– además de follar pienso también en comer, ya que si no, como tendré fuerzas para follar.

Estalle en una sonora carcajada, este chico es increíble– Estás loco, enserio Jhos.

–Solo es ciencia querido Luckie– reí ante su tonto apodó, solo él y mi madre me decían así.

–Ya basta no seas capullo y deja de llamarme así, ven vamos al auditorio, mi madre debe de estar esperándonos para la bienvenida.

–Tienes razón querido Luckie, debemos ser ejemplo en este respetado internado– reí ante su exagerada expresión.

A pesar que Jhos en ocasiones podía comportarse como un auténtico gilipollas, era un gran amigo y era bastante majo.
                                     

  ***

Mientras observaba detrás del escenario como mi madre les daba la bienvenida a los nuevos egresados y les explicaba las reglas, normas y castigos o sanciones si rompían algunas de estas, mi mirada se desvío hacia un punto fijo o más bien hacia una persona en específico, estaba sentada al lado de Julieta Mata, la conocía poco ya que pertenecía al grupo de debate en él que era el lider aunque no hablará se notaba que era muy lista.

Todavía no entendía bien porque seguía en ese club si le era imposible hablar frente personas, era algo poco productivo.

–Bueno sin más que decirles bienvenidos al internado Santa Teresa de la fé, este será como un hogar para ustedes, así que les pido respeto y compañerismo entré ustedes.

Mi mamá estaba terminando su discurso que casi siempre repetía desde que tenía memoria, en breve me llamaría a Jhos y a mya que éramos unos de los más destacados estudiantes del internado– y ahora quiero presentarles a los estudiantes Lucas Córdova y Jhos Aguilera, ellos son estudiantes y cumplen la función de prefectos o guardas de pasillos se encargan de hacer que se cumplan las reglas y no haya ningún problema así que si tienen alguna duda pueden venir con ellos.

–Ó, venir a visitarnos en nuestras habitaciones– me susurró Jhos, para que solo yo escuchará, reí un poco ante su comentario y negué divertido.

Si, Jhos era todo un ejemplo, un ejemplo, para lo malo.

–Bueno pueden retirarse a sus habitaciones– concluyó mi madre, volví a dirigir mi mirada hacia la multitud y me encontré con esa mirada descarada, me quedé viéndola fijamente y ella a mi, en su mirada había una cierta burla y de… no, solo eran cosas mías, pero había un toque de lujuria en esos, y había otra cosa pero no lograba percibir que era…
                             

Buscando una salida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora