Shirle Zapata.–Luisa cierra con seguro cuando salgas del consultorio, y cancela mis citas de mañana, me voy a quedar en casa ya que Hellen llega de Italia y quiero tener todo listo para cuando llegue.
–Claro señorita Shirle, que tenga unas buenas noches– contestó dedicándome una sonrisa de boca cerrada.
Salí del consultorio hacia el aparcamiento dónde estaba mi auto, subí en él y recorrí las calles de Madrid en mi Audi, era una noche oscura, las nubes estaban dispersas, lo más probable era que se avecinaba una tormenta...
Estuve 20 minutos manejando cuando al fin llegue al apartamento, y empezaba a llover a cántaros, abrí la puerta, entre y miré a mi alrededor todo estaba callado, era raro, Mario siempre venía a recibirme cuándo Hellen o yo llegaba, quizás estaba dormido, algo no tan raro para un gato.
Solte un suspiro y me dirigí a la cocina a por un vaso de agua, debía de comprar algunas cosas antes de que llegara Hellen, al me recorrió toda la columna vertebral y me estremecí, no estaba sola.
Sentí un pequeño escalofrío en todo el cuerpo me tense en ese instante, pero algo me quito de mi estados, estaban tocando la puerta, corrección aporreando, me quedé estática ¿Quién podría ser?, rápidamente me dirigí a la puerta y la abrí para llevarme otra sorpresa aún más grande..
–Shirle ¿Estás bien?, pareciera que hubieras visto un fantasma– no un fantasma algo peor.
–Estoy bien es solo que estoy algo cansada–conteste, intentando relajarme, él no podía saber que había otra persona en el apartamento, era peligroso.
Arturo se pasó una mano por el cabello lo conocía lo suficiente solo hacia eso cuando estaba nervioso o algo le preocupaba.
–Tenemos que hablar con algo que hiciste y no debiste, ¿puedo pasar?.
Asentí tenía que mostrarme natural, tenía que calmarme y controlarme hasta que Arturo se fuera y afrontar lo que se supone me esperaba.
Abrí la puerta y Arturo paso, cerré, y le indique que se sentará en el sofá, me senté luego yo el otro justo quedando en frente de Arturo y de…. Otro escalofrío, cálmate Shirle.
–Bien Arturo ¿Qué sucede?, ¿Qué haces en Madrid?.– esperé que contestará pero no lo hizo lo que me provoca un sudor frío en las manos.
– Hace años que vivo aquí y nunca me visitaste o viniste a verme, ¿qué hice ahora que logro que el nuevo director del internado dónde solía ir me viniera a visitar? no creo que es por los viejos tiempos o por reunir a los viejos amigos así que dime, ¿Qué pasa?– levantó su vista hacia mí y me estremecí.
–Vine porque no entiendo que hace la señora Manuela, inscribiendo a su sobrina en el internado, y ¿Sabéis que me resultó extraño?, que tenía una recomendación de la psicóloga Shirle Zapata, ¿qué es lo que estás haciendo?, primero me mientes y A…– cerro los ojos con fuerza y terminé por él era obvio que estaba molestó.
–Aria, su nombre es Aria, y sí, le dije a Tita que la llevará hasta allí, fue porque sabía que estaría segura en ese lugar, tú eres ahora su director, prometiste cuidarla ¿No? No entiendo porque estás molesto, es la hija de la mujer que amaste o según decías amar, aunque pensándolo bien la mujer que aún después de muerta la sigues amando ¿No?– me lanzó una mirada furiosa que años atrás me hacía dudar pero ya no.
– Es increíble que aún incluso casado no la hayas superado, y dime, ¿Qué se siente que ella nunca te haya elegido a ti?, que huyó, pero, sin ti.
Vi como respiraba fuerte, como sus nudillos se ponían blancos, estába molesto, pero poco me importaba, solo quería que se fuera , no lo quería ver, pero ni en pintura.
–Shirle basta solo vine para hablar no quiero discutir, así que escúchame bien– levanté mi barbilla, no iba a dejar que me pisoteara, esa Shirle ya no existía más– lo que estás haciendo no me gusta para nada, sabéis mejor que yo que ese lugar no es seguro así yo sea el director, él tiene mucha influencia y tarde o temprano la encontrará de nuevo, y no quiero eso.
–¿La conociste?, ¿Acaso ya la viste?.
–No.
Sonreí– Es hermosa sabéis, muy hermosa, tienes miedo, y no lo niegues, tienes miedo de que ella al igual que su madre se vaya para siempre le ocurra lo que tanto te tiene atemorizado, ya que es lo único que queda de ella. Por eso la cuidaste, la ocultaste de todos, pagabas sus gastos, la trajiste hasta acá y me trajiste a mí para que cuidara de ella, ya no soy ingenua, Artur se lo que has hecho todos estos años, lo sé.
«Lo único que te falta es que te la lleves a vivir contigo, pero claro eso no lo harás porque él iría detrás de ti y de tú nueva familia y los mataría a todos con tal de llegar a ella, por eso estás aquí, quieres que me la lleves lejos que la aparte de todo esto, pero me cansé, la niña merece saber la verdad, todos merecemos saber la verdad– tome aire para seguir ya no me callaría– por eso la mandé allá, si tanto querías a su madre, cuídala y protégela, haz lo que debiste hacer con su Madre, querías tu segunda oportunidad, pues ahí la tienes».
Se sentía bien soltar todo Artur se tenso en él sofá, sabía que no le gustaba que hablará de lo del pasado pero ya estaba harta de todo y de todos.
–Sabéis que tengo razón, a todos nos cambió lo que pasó en él granero, no solo a ti, a Marcela y a Nina, también a mi, así que sólo te pido que la cuides.
Se levantó de repente–No sé que es lo que quieres hacer Shirle, pero luego atente a las consecuencias y yo… me haré cargo de ella, no pienso perderla a ella también, sólo una cosa más antes de irme, quiero que vengas al internado– me tense, no quería regresar allá, no, no no quería– que seas la nueva psicóloga así estarás cerca de ella y me ayudarás, sólo piénsalo no te voy a obligar– se dirigió a la puerta la abrió y antes de irse se giró me quedo observando un rato– hasta luego Shirle– y salió del apartamento.
–Por fin solos, pequeña– sentí un escalofríos por todo mi cuerpo, se fue acercando hacía mi, saliendo de aquél rincón oscuro, tenía a mi gato Mario en sus brazos y lo acariciaba– veo que tú amor del colegio vino de visita.
Estaba en shock, debía tranquilizarme él no me haría daño, aún así permanecí callada, lo conocía lo suficiente, solo quería que lo escuchará, callara e hiciera lo que él ordenaba.
–Que mal que se tuvo que ir tan pronto pero bueno– suspiro y dejo al gato en el suelo, se acercó más a mi hasta que estuvo tan cerca que olí su perfume– creo que habrá un reencuentro entre amigos, pequeña, necesito que hagas algo para mí.
Asentí y él sonrió– Estaremos juntos de nuevo como en los viejos tiempos, ¿Recuerdas, cuándo intentaron engañarme con esa chica que asesinaron?– sentí como sonreía y podía visualizar esa sonrisa que tanto odiaba y temía– , el internado Santa Teresa caerá en un nuevo escándalo pequeña, y estaba vés será épico…
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Buscando una salida.
Mystery / ThrillerSiempre dicen que uno labra su propio camino, que uno decide que seguir y que hacer que las decisiones y acciones del pasado de los padres no afectan a los hijos en su futuro, quizás para muchos sea así pero para Aria no. Testigo del asesinato de su...