La visita.

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Era sábado y ya estaba en casa de Rosa, el viernes en la tarde salimos hacia su casa, conversamos hasta tarde y luego me señaló mi habitación, hoy se supone que iríamos a ver a su madre.

Tenía varias llamadas perdidas en el teléfono, una de Shirle, dos de Juli y una de Bruno.

Decidí no contestar, porque necesitaba estar sola y estar serena, sabía que Bruno intentaría venir y necesitaba estar sola en esto.

De seguro las llamadas de Juli eran de Don perfecto, había intentado hablar conmigo de todos los modos y yo siempre lo ignoraba y me alejaba de él.

De hecho ya no me importaba que le haya ido con el chisme a su padre, era de esperarse, pero aún así me sorprendió y aún no se el porque....

Habíamos llegado al lugar donde tenían a la madre de Rosa, salimos de su casa luego de comer y ayudarla a regar su invernadero, era realmente un lugar muy bonito, lleno de flores y verduras en todo el lugar, me contó que tanto a su madre como a ella le encantaban las plantas.

Así que con una carga de flores recién cortadas nos dirigimos hacia el asilo.

–Oye–me llamo Rosa.

–¿Si?– dirigí mi vista de la ventana hacia ella, su seño estaba algo fruncido.

–Mi mamá suele confundir algunas cosas seguido y dice cosas de cuando ella trabajaba, es....–callo, cortando su relato– lo que quiero decir es que no te tomes algunas cosas que diga tan enserio– dirigió su vista del camino hacia mí.

Sonreí–Tranquila, creo que entenderé a tu Madre, despues de todo yo también estuve encerrada y sé lo que se siente.

Vi como apartaba la mirada al mencionar mi reclusión en el psiquiátrico, solía pasar, así que ya no me incomodaba o me importaba.

–Aparte, tal vez tú crees eso solo porque sus médicos digan que son solo alucinaciones y que su mente está mal, ellos pueden equivocarse, ya que, nadie sabe a ciencia cierta que es lo que pasa en la cabeza del otro, como saber si realmente son cosas que pasaron en su trabajo y no son cosas que ella con su intuición siente o percibe, un loco nunca está del todo loco, en algún punto de su locura está la razón–finalice.

Note como los nudillos de esta se ponían algo blancos, y sujetaba con fuerza el volante, una pequeña línea se había formado en su frente.

Volví mi vista hacia adelante observando todo el paisaje, los árboles pasaban conforme nos acercamos al asilo, era un lugar apartado y me recordó al internado.

Al llegar divisé una casa grande con muchos jardines, flores y árboles a su alrededor,bajamos del auto y una corriente me recorrió por todo mi cuerpo, era como si estuviera viviendo algún tipo de dejá vu.

Se supone que tanto los psiquiátricos, asilos y orfanatos, debían verse acogedores por fuera para ocultar lo que realmente había en el interior. Y en este caso no era la excepción, ya lo sabía de experiencia.

Nos dirigimos al interior del lugar y todo era impecable, limpio y organizado, como se suponía que debía ser.

Nos atendió una mujer de unos treinta y tantos con uniforme de enfermera, que se encontraba detrás de un mostrador.

–Buenos días señora Rosa ¿Cómo está?.

–Muy bien gracias, ¿Mi mamá..?.

–Si, la está esperando– la enfermera dirigió su vista hacia mí– ¿Y usted es....?– me observo de arriba abajo.

–Mi nombre es Aria y vengo con la señora Rosa–le respondí.

La enfermera enarcó una ceja.

–Asi es, ella viene conmigo– respondió Rosa.

Buscando una salida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora