Siempre hay una primera vez.

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  –No puedo creer que aún recuerdes eso.

–Nunca, fue una promesa ¿Recuerdas?.

  –Claro que lo recuerdo.

Había conocido a Bruno hace años en un psiquiátrico, había presenciado como su madre mataba a su padre y lo descuartizaba para luego ella quitarse la vida

Luego de eso vivió un tiempo con una tía hasta que ella misma lo llevo al psiquiátrico argumentando que el niño tenía un problema y necesitaba terapia.

La verdad era que se quería deshacer de él, y en parte si, necesitaba ayuda, su diagnóstico era un tanto parecido al mío, pero a diferencia de mi él puede expresarse o fingir que lo hace, era un manipulador innato, ambos sabíamos eso pero no era un psicópata.

Lo conocí unos años después del asesinato de mi madre tenía alrededor de 7 años el tenía 10, nos hicimos amigos de inmediato.

La diferencia de él yo; nunca estuve internada, Tita no quiso, solo iba allí para mis sesiones con el psiquiatra y en una de ellas conocí a Bruno, en parte gracias a él logré socializar, había vuelto hablar pero aún así tenía problemas para relacionarme.

A él fue el único que le hable del asesino y lo que pensaba hacer, fue mi refugió en mis peores momentos, solo él sabe que pasó realmente el día del asesinato, muchos oficiales trataron de sacarme algún indicio pero nunca pudieron, pero a Bruno se lo conté todo, incluso lo que me había prometido aquél sujeto...

–Ari no soy el enemigo y lo sabes– dijo Bruno cruzándose de brazos.

– Lo se, pero ahora portas esa placa, no creo que puedas cometer alguna travesuras como las de antes, y esa promesa fue hace mucho tiempo, ya crecimos; tú ya tienes tú vida, igual que yo la mía, nunca pensé volver a verte, tú me abandonaste, o que te dió amnesia.

–Nunca te abandoné Aria.

–¿Ah no?– rei sarcásticamente–¿Quién fue él que se fue de mi vida sin más?, ¿Quién se fue a otro puñetero estado?, Dime Bruno –tenía mis manos hechos puños a mis costados– cuando viste la mejor oportunidad te fuiste y me dejaste sola; tuve miedo por primera vez desde el asesinato.

–Aria no podía quedarme para siempre en ese infierno tú tenías a Tita; ¿ A quién tenía yo?, a nadie, esa era mi oportunidad pero jamás te deje.

Negué –Me tenías a mi, me dijiste que nunca me dejarías y lo hiciste, Tita te quería podías vivir con nosotras pero no, tu tenías otros planes, unos que no me incluían siempre pensaste que te detendría

Esbozó una sonrisa –Si se me pasó por la cabeza que intentarías detenerme pero creo que me equivoqué.

–¿Lograste lo que querías?

– Si, y no sabes el placer que me dió encontrarla.

–La mataste.

–Lo hice – respondió encogiéndose de hombros– ella tenía que pagar me dejó allí, se quedó con todo lo de mis padres y para colmo se lo gasto, además le ahorré todo el drama estaba enferma así que de igual manera moriría.

Sonreí de lado con los ojos entrecerrados –No cambiaste nada.

-No mon bien-aimé –tomó mi mano derecha y dejo un casto beso en el dorso de está –Nos vemos después, tenemos muchas cosas de las cuales debemos hablar.

Lo ví alejarse por el pasillo, sonreí para mis adentros, tal vez muchos veían en Bruno solo un hombre normal, pero yo veía realmente quien era.

Su tía no solo lo había abandonado sino que también había abusado de él, lo golpeaba y quemaba sus partes con un cigarrillo, Bruno nunca le había dicho eso a nadie, después de todo no era la única con secretos.

Buscando una salida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora