Internado Santa Teresa de la fe, escuela prestigiosa, llena de estudiantes sobresalientes, uno de los mejores internados de toda España, sin duda alguna algo que promete, solo los privilegiados pueden estar en esta esto quiere decir que, o tienes mucho dinero para estar en ella o tus padres fueron estudiantes y por lo tanto miembros de esta, acá los becarios no existen y si tenés una beca debes tener una conexión con un directivo del internado para que te admitan, en conclusión no cualquiera entra, entonces ¿Cómo entre yo, Aria Dainwort una chica sin madre ni padre, sin una fortuna y sin ninguna conexión con un directivo?, Un misterio ¿cierto?...
A pesar de venir de un condado en dónde hay Sol casi todos los días, me encantaba la lluvia y los días lluviosos, el olor de la tierra mojada me encantaba, muchos lo consideraban algo raro pero no todos podían tener buenos gustos.
Lo bueno del internado era que no había duchas mixtas, Gracias al de arriba, lo malo era que tenías que compartir las duchas con otras chicas, no me mal interpreten, no es que sea exquisita o que me dé muy importante simplemente que no me gustaba la opinión de otras chicas respecto a mi cuerpo, no es que no tuviera curvas o toda esa mierda que atrajera a los hombres, lo que no me gustaba eran mis cicatrices, las odiaba...
Mi psicóloga siempre me decía que tenía que aprender a amarlas pero, joder ¿Cómo amas algo que te recuerda que te destruyeron por dentro, como aceptas algo que te quitó la capacidad de sentir?
Era una buena pregunta ¿No creen?.
Al entrar al dormitorio luego de mi ducha, regresaba con mi cabello mojado una camisa y pantalón holgados ni loca andaba por allí en toalla, fruncí mi entrecejo al ver a la rubia y a la castaña ambas con vestidos que parecían que fueran a una iglesia.
–Acaso cambiaron de opinión y vamos a la iglesia– pregunté sarcásticamente.
–Claro que no, ¿Por qué lo dices?– me preguntó confusa la rubia.
–Entonces, ¿por qué? Los vestidos tan….– las mire de arriba a abajo.
–¿Qué tienen de malo?– pregunto está ves Juli– a mi me gustan y nos vemos bonitas.
Negué divertida con la cabeza; mientras me dirigía al clóset para vestirme, era cierto se veían bonitas, pero no para una fiesta, ósea ¿quién se pone un vestido suelto floreado más abajo de las rodillas para una fiesta?.
Entiendo que esto sea un Internado católico, pero por Dios hay veces en las que está bien colocarse un vestido ajustado con unas buenas medias de rejillas y claro unas buenas botas sin tener que ser catalogada como puta o prostituta.
Busqué muy en el interior del clóset y conseguí lo que quería debía darle las gracias a Tita por meter en mi maleta este vestido.
–Joder, Ari no pensarás usar eso o ¿Si?– asentí con la cabeza a Ale quién me observaba con una cara de asombró, sin duda alguna alguien tenía que capturar esta imagen– Dios vas a revivir a la mismísima madre Teresa con ese vestido.
Me encogí de hombros restándole importancia–Es una fiesta después de todo al que no le guste que se tape los ojos y listo, si, sin duda alguna lo usaré, unas medias de rejillas mis botas negras un poco de maquillaje y listo.
Ambas chicas me miraban como si me fuera salido una segunda cabeza, reí divertida ante sus caras, ok estaba claro que nunca habían asistido a un club o una fiesta de verdad.
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Buscando una salida.
Mystery / ThrillerSiempre dicen que uno labra su propio camino, que uno decide que seguir y que hacer que las decisiones y acciones del pasado de los padres no afectan a los hijos en su futuro, quizás para muchos sea así pero para Aria no. Testigo del asesinato de su...