Dónde todo empezó.

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A veces los seres humanos somos tan predecibles, sabía que Tita no había conseguido tan fácil que yo entrará a un internado tan prestigioso.

Había hablado con la persona que me ayudaría, no quería, pero necesitaba su ayuda.

Luego intenté hablar con Tita y efectivamente mi madre había estudiado aquí, se había graduado junto con el que es ahora director.

Es algo tan repetitivo, mi madre estudió aquí ahora yo estaba también estudiando, pero, a diferencia de ella no me iba a dejar matar, recuerdo como mi mamá me decía que las cosas nunca son como en realidad se pintan, y tenía el presentimiento de que este lugar era igual.

Había secretos que le pondrían la piel de gallina a cualquiera, menos a mí, muchos creían que mi madre era paranoica, Tita entre ellos, que inventaba historias, conspiraciones, pero el necio en su necedad vive feliz.

Me acosté luego de hablar con Tita, no se asustó cuando la llamé a esa hora, sabía que era muy difícil para mí conciliar el sueño, eran las 4:45 AM cuando me recosté, había colocado la alarma a las 7, una hora después tenía clase de biología.

Juli se sorprendió al verme vestida y arreglada, creyó que por lo de anoche no iría a clase, le dije que estaba bien, y que le quitará importancia antes que discutiera cogí mi mochila con mis cuadernos y salí dejándola confundida.

Llegué al aula con 15 minutos de sobra y me senté en las mesas del medio el aula era grande, toda de blanco con varias cruces en las paredes, fruncí el cejo, ¿por qué tantas cruces?, bufé, están locos, pensé.

Había una ventana que daba al un jardín en el cual estaba trabajando un señor con otro jóven, tal vez su hijo, había también un ventilador de techo, y claro una imagen de la virgen María, realmente representaban bien su papel como internado católico.

Luego de un rato llego el profesor y seguido el resto de los estudiantes, cuándo la clase iba a empezar, alguien abrió la puerta, levanté mi vista y puse los ojos en blanco.

–Profesor Rojas disculpé si interrumpo– dijo Luca, ¿enserió nunca se cansaba?.

–No se preocupe, ¿ qué necesitas?.

Cuando enserio creí que no llamaría la atención, el chico don perfecto arruino todo.

–Vengo por la señorita Dainwort– levanté mi mirada de la mesa y lo fulmine con la mirada, ¿Ahora que mierda quería?– la subdirectora la mandó a llamar.

Todos los demás estudiantes se miraron confundidos, tenía en sus estúpidas caras, ¿Quién es Dainwort?, Pues yo idiotas.

–Muy bien Lucas, ¿quién es esa señorita, no recuerdo tener a ninguna Dainwort el año pasado?– tenías unas ganas de levantarme y decirle al profesor, “como que no profe, no recuerda ¿Que yo era la que lo asusté?, obviamente no estudie el año pasado, por amor al cielo.

Me levanté de mi asiento–Mi nombre es Aria Verónica Dainwort Castillo, profesor y si no es mucho preguntar, ¿Por qué la subdirectora quiere verme?.

Luca me quedo viendo mientras yo esperaba una respuesta, y el querido profesor como nunca me dio una mirada evaluativa, como todo hombre hace, imbécil.

–Solo cumplo con lo que la subdirectora me dijo por favor acompáñame– entrecejo los ojos y le di una sonrisa hipócrita, claro él no sabía nada.

–Señorita Dainwort, por favor vaya con el jóven, después puede regresar al aula– dirigí mi mirada al profesor.

–Claro profe, no tengo problema, pero por lo menos me gustaría saber ¿para que?, la subdirectora me quiere ver, después de todo no creo haber hecho nada malo– me crucé de brazos y enarqué una ceja.

Buscando una salida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora