Promesas.

21 8 0
                                    


Aria.

Terminé de ver todas mis asignaturas y guardar todo en mi habitación.
Juli había insistido en que debía ir a la enfermería por lo de mi desmayó, le aseguré que estaba bien no necesitaba que ningún doctor o enfermera me ayudará.

Di una vuelta a la derecha y me dirigí hacia el teléfono que la noche anterior había utilizado debía hablar con Shirle era la única que entendía todo, desde que la conocí fue mi apoyo no sólo porque fuera su trabajo o porque le pagarán por ello realmente era una amiga, llevo mi caso desde que estaba en Venezuela, y luego que me mudé a España ella hizo lo mismo, incluso monto un consultorio acá.

Ella era una mujer de cabello cobre rojizo, un poco bronceada con unos hermosos ojos azules tenía 28 años, vivía con su novia Hellen, en un apartamento muy cerca del centro de Madrid, siempre la visitaba y era muy buena conmigo, ella me veía como su hija y pues le tenía aprecio, o bueno trataba de hacerlo, muy pocas veces le agradecía, o le demostraba que la quería pero era difícil... muy difícil, expresar lo que sentía.

Levanté el teléfono y marque su número, me respondió al tercer tono.

-Buenas tardes consultorio de la doctora Zapata en ¿en qué puedo ayudarle?.

-Bueno pues me gustaría hablar con la mujer más cabezota y con la mayor paciencia que exite.

Escuché cómo río, y me supé que de seguros puso los ojos en blanco y había negado con la cabeza –Si bueno yo quisiera hablar con la chica más terca y borde del mundo.

Sonreí ante su comentario –Pues aquí me tienes lista para darte dolores de cabeza.

–Me alegra que estés bien Ari, ¿qué tal las clases?, y ¿los estudiantes son tan creídos como creías?.

  –Las clases están bien de hecho mejores que el instituto por primera vez el profesor no me tuvo que sacar por corregirlo, al contrario me felicitó todo va bien creó, y con respecto a lo otro... Pues están bien no son tan creídos como imaginé, y si me miran raro por mis medias y así pero esa ya es normal , así que todo bien– empecé a jugar con un botón de mi camisa, mientras hablaba con Shirle, se hizo un silencio largó y luego habló.

– Tita me ha llamado.

Me fijé en la pared y está escrito "No te veo pero te siento", con un pequeño mensaje de la biblia.

–Si me imaginé– respondí–aquí estudio mamá, Fernanda Teresa Dainwort Castillo, es un nombre largo no ¿creéis?, siempre le decían Nina, no entendía el porque, luego ella me explico que así le decía su abuela y pues así se quedó, no le gustaba mucho su nombre, y antes que preguntes estoy bien, aunque hubiera preferido que Tita me hubiera dicho que aquí había estudiado mi mamá–suspire y eleve mi mirada al techo había un camino de termitas en la madera de este– estoy bien enserio.

–Ari no quiero que todo el esfuerzo que hemos hecho hasta ahora se vaya todo al caño , debes dejar ir a tu mamá, Ari una de las razones por la cuál acepte tratarte fue porque tú madre fue mi amiga y enserio le tenía mucho aprecio, y estoy segura que ella no querría que te deprimieras o pensarás en...–se callo de golpe sabía a lo que se refería, así que terminé por ella.

–El asesino, adelante dilo no tienes nada que temer, después de todo ya eso paso y siendo honesta no me odió, no entiendo el porqué, ¿Shirle por qué no puedo sentir? ¿por qué se me hace tan difícil decirle a alguien que lo quiero o que siento sentimientos hacia una persona? ¿algún día volveré a sentir?, intento, intento y nada, solo–me corté y cerré los ojos para tratar de controlarme- solo busco una salida.

–Tranquila, sé que la encontrarás saldrás de todo, y no puedo contestar esas preguntas lo sabéis muy bien, Aria la única..

–La única forma de recuperarme es dejarlo todo atrás, y seguir con mi vida– terminé por ella–  lo sé pero es más fácil decirlo que hacerlo– suspiré, me imaginé a Shirle sentada detrás de su escritorio, atendiendo a sus pacientes y escuchando los como lo hace conmigo, Shirle era una muy buena psicóloga especializada en traumas que han vivido sus pacientes.

–Asi es Ari pero tienes que esforzarte, prométeme que lo harás, dejaras todo atrás, todo, tus compañeros, tus problemas y vivirás por favor prométeme eso.

–Lo prometo, pero no voy a olvidar al asesino, no hasta enfrentarlo o hasta tenerlo en frente y decirle que se vaya a la mierda.

Escuché como suspiró–Esta bien, bueno tengo que irme dentro de un rato llegará un nuevo paciente.

–Esta bien salúdame a Hellen de mi parte– colgué el teléfono, y pensé en todo lo que hable con Shirle, dejar todo, olvidar todo, eso sería imposible...


Buscando una salida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora