Capítulo 28

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El calor entre los besos apasionados que compartían Angie y Bastian subía y subía, hasta que, entre suspiros y gemidos, los dos lograron apartarse y aclararse

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El calor entre los besos apasionados que compartían Angie y Bastian subía y subía, hasta que, entre suspiros y gemidos, los dos lograron apartarse y aclararse.

—Sería bueno que saliéramos a dar un paseo —dijo él todavía un poco agitado.

—Sí... creo que será lo mejor —respondió ella—. Podemos ir a comer algo y luego a caminar por el centro.

—Tengo una mejor idea —añadió él—. Además, si quieres pasar desapercibida el centro no es un buen lugar, la mayoría anda por allí los fines de semana.

—No sería raro vernos juntos, Bastian.

—Pero no pretenderás que me comporte como un amigo teniéndote a mi lado, no ahora, no así —añadió señalándose a ambos—. No puedo mantenerme alejado por demasiado tiempo.

Ella se sonrojó y sonrió.

—Bueno, ¿y cuál es esa idea? —inquirió.

—Admite que tú tampoco puedes alejarte de mí y te cuento.

—¿Yo? ¡Claro que puedo! —exclamó con una expresión divertida en el rostro.

Bastian se acercó a ella con lentitud, sin tocarla, la miró a los ojos y luego miró sus labios, la vio mordérselos y se pasó la lengua por los suyos. Angie se acercó a él, y entonces él se separó.

—¿Ves? No puedes —respondió con gloria.

Angie lo empujó.

—Juegas sucio, ¿eh? —inquirió—, cuidado que yo también puedo jugar si quiero.

—¿Quieres? —preguntó él.

—Si te portas mal... —respondió ella con un gesto que a Bastian se le hizo sexy.

—Me vuelves muy loco —susurró y se acercó para besarla, ella le respondió, pero se apartó a pocos segundos.

—¿Entonces? ¿A dónde?

—Vamos a comer algo y luego te digo...

—No, no soy una persona de sorpresas y lo sabes, me generan ansiedad...

—Sí, ya lo sé —respondió él—, pero me encanta esta parte de ti que se maneja por impulsos y espontaneidad y que estoy conociendo hoy. Es como si en tu interior hubiese dos personas, Angie, y lo que más me gusta es que, al parecer, esta otra Angie, solo sale conmigo.

Angie sonrió.

—Debo admitir que eso es cierto, ni yo la conocía hasta ahora —admitió—, y aunque una parte de mí se está volviendo loca por todo esto, esa otra Angie está muy emocionada.

—Y también está loca, pero por mí —dijo él.

—Sí, sí, cuidado con el ego —añadió divertida.

Lo que Angie creía que sabíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora