Capítulo 32: Interesante

1.6K 334 54
                                    

A las cuatro en punto, Angie abrió la puerta de la casa de Bastian

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A las cuatro en punto, Angie abrió la puerta de la casa de Bastian. La verdad era que su puerta nunca estaba con llave y ellos solían entrar como si fuera su propia casa. Como siempre, el silencio inundaba la estancia, por lo que ella se dirigió sin dudarlo hacia su habitación.

Cuando estaba ya en frente oyó música fuerte y golpeó.

—Pasa —dijo él desde el otro lado con la certeza de que era ella. Siempre puntual, ni un minuto más, ni un minuto menos.

—Hola, mira —dijo ella pasándole un papel.

Bastian lo tomó y luego le dio un beso en los labios.

—Mira el papel —insistió ella apartándose un poco después.

—¿Qué es?

—Calendario de trabajo —dijo y Bastian se echó a reír—. ¿Qué te da risa?

—¿Es en serio?

—Sí, tenemos que aprovechar estos días y este tiempo para estar juntos, por lo que tenemos que organizar el trabajo para poder terminarlo más rápido que lo normal.

—Ajá —dijo él sentándose sobre la cama para verla deambular de un lado al otro en su habitación.

Sabía que Angie era una persona exageradamente organizada, pero eso ya le parecía demasiado.

—Normalmente —prosiguió ella—, me junto con las personas para hacer los trabajos en unas tres o cuatro horas, dependiendo un poco de la materia. Si estoy aquí desde las cuatro hasta las ocho, tendríamos que trabajar al menos dos horas sin distraernos para poder presentar un buen trabajo, y así tener dos horas para nosotros... Pero claro, eso es teniendo en cuenta que lo hagamos rápido, y rápido no quiere decir mal, no quiero bajar mi promedio porque seré la mejor egresada.

—¿Cómo estás tan segura? Hasta ahora te gano por unos puntos —dijo él y ella lo fulminó con la mirada.

—Eso no es nada, ya veremos —añadió—. Bueno, pongámonos a trabajar.

—¿Por qué mejor no comenzamos con las dos horas para nosotros?

—No, ¿acaso nunca te dijeron que primero se come la comida y luego el postre? —insistió ella.

—¿Me das al menos un besito para cargar fuerzas?

Angie suspiró y se acercó a él, enredó sus brazos por el cuello de Bastian y le plantó un beso muy dulce, luego se alejó.

—Si quieres más, ponte a trabajar. Prende la computadora y empecemos a buscar los datos que necesitamos —ordenó.

—¡Sí, mi capitán! —dijo él haciendo un gesto militar.

Angie sonrió y luego los dos se pusieron manos a la obra. Él se sentó en su escritorio frente a su computadora y ella en la cama con su notebook. Mientras trabajaban cada uno por su parte, buscando información y recabando datos para organizar el trabajo, Angie no pudo dejar de pensar que la hora pasaba despacio, y Bastian no pudo dejar de mirarla de reojo de vez en cuando para observar lo bella que se veía concentrada en la lectura.

Lo que Angie creía que sabíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora