Capítulo 31: Un poco loca

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Durante las primeras horas de aquella mañana, Angie sintió como si algo dentro de ella la impulsara a levantarse de su silla para ir a sentarse al lado de Bastian, pero aquello sería algo completamente impensado para cualquiera que los conociera, ...

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Durante las primeras horas de aquella mañana, Angie sintió como si algo dentro de ella la impulsara a levantarse de su silla para ir a sentarse al lado de Bastian, pero aquello sería algo completamente impensado para cualquiera que los conociera, y definitivamente llamaría la atención. Sus pies se movían solos bajo el pupitre, como si estuviera nerviosa, o más bien ansiosa. Sus ojos se desviaban cada vez que podía, para encontrarse fugazmente con el del chico, que parecía estar en las mismas condiciones que ella.

El caso es que a pesar de ser buenos amigos de toda la vida, ellos nunca se habían sentado juntos en clase, salvo alguna que otra vez que un profesor intentó separar a Bastian de su hermano por conversar en clases.

Dulce se había percatado de la ansiedad que carcomía a su amiga y también de las miradas cruzadas que se echaba con Bastian, y aunque moría por decirle algo, fingía que no sucedía nada raro y trataba de ignorarla.

Todo eso fue sencillo hasta que llegó el profesor de ciencias y dio las indicaciones para el proyecto final. Traía consigo un recipiente de vidrio con varios papelitos dentro y dijo que haría un sorteo para la elección de las parejas para el trabajo.

Angie cruzó los dedos y se rio para sí misma, todas las veces hacía lo mismo y rogaba que no le tocara con Bastian, no porque no quisiera trabajar con él, ya que era muy buen alumno, sino porque le resultaba mucho más divertido que ambos estuvieran en grupos diferentes, así podrían disputarse los mejores puntajes. Sin embargo, por primera vez en toda su historia, ahora pedía lo contrario, quería trabajar con él en ese trabajo, porque eso les daría muchas horas para pasar juntos sin que nadie se percatara lo de ellos, ya que nadie cuestionaba cuando ibas a la casa de un compañero o compañera para desarrollar un proyecto de la escuela.

Sus ruegos fueron escuchados y el profesor anunció que estaba muy contento porque dos de los mejores alumnos trabajarían juntos, luego dijo sus nombres y aseveró que estaba seguro de que presentarían un proyecto excelente. Dulce y Maxi se echaron un vistazo y Angie intentó ocultar su felicidad rodando los ojos para fingir que aquella idea le desagradaba.

A Maxi, también para su fortuna, le tocó hacer el trabajo con Luis, lo que ayudaría con su malévolo plan de hacer creer a su hermana que algo sucedía entre ellos. Dulce le guiñó un ojo sin que los demás se percataran y él hizo un gesto de alegría que al mismo Luis le pareció excesivo, ya que aunque habían ya trabajado juntos, no tenían una relación de amistad demasiado cercana.

Dulce no tuvo la misma suerte que sus amigos, y le tocó trabajar con Enrique, uno de esos chicos que no hacen más que relajarse en los trabajos de grupo y dejar que todo el resto haga la parte pesada. Maxi la consoló con la mirada y ella se encogió de hombros.

A la hora del receso, Angie tuvo la excusa perfecta para alejarse de su amiga:

—¿Angie? ¿A dónde vas? —inquirió Dulce al verla salir con premura de la clase.

Lo que Angie creía que sabíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora