Dicen que nuestra vida es el resultado de nuestras creencias. Angie creía muchas cosas, entre ellas, que Bastian era un mentiroso, un mujeriego y un oportunista.
¿Qué se hace cuando te das cuenta de que los secretos gritan, las mentiras explotan y...
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Cuando Bastian llegó a su casa e ingresó a su habitación se encontró con Angie sentada en su cama con el rostro cargado de enfado.
—¿Dónde demonios estabas? —inquirió.
—¿Eh?
—Desde que salimos del colegio han pasado cuatro horas. Te fuiste sin decir nada y no estabas por ningún lado, estaba desesperada, ya no sabía qué hacer o dónde buscarte...
—Lo siento, yo... necesitaba estar solo, pensar un rato.
—¿Ah, sí? ¿Ahora necesitas estar solo? Porque ¿sabes qué? Eso es lo que haré, te dejaré solo...
—Angie, por favor...
—No, nada de por favor, me asusté, no sabía a dónde te habías ido, no vi llegar a tu madre y cuando levanté la vista no estabas tú y estaba ella. ¿Qué se supone que debía pensar? Temía que fueras a hacer una locura, Bastian.
—Angie... —dijo él acercándose a ella. La verdad era que no había pensado en lo mal que se pondría al no hallarlo.
—No, ahora yo soy la que necesita estar sola —dijo y se levantó.
Él la quiso tomar de la mano, pero ella se zafó y salió de la habitación, no sin antes cerrar la puerta fuerte tras de sí.
Bajó velozmente las escaleras para evitar que la siguiera, pero él no lo hizo, no se sentía con ánimos de hacerlo, solo se dejó caer en la cama y en cuestión de minutos se quedó dormido.
Angie corrió hasta su casa y se metió en su habitación, donde encontró a Dulce, sentada en la cama con los ojos llorosos.
—¿Sabes algo de Maxi? —inquirió—. Lo busqué en su habitación, pero no está.
—Sí, volvió hace un par de horas y dijo que el director quiere ver a mis padres mañana. Le explicamos a ambos lo sucedido y dijeron que irán mañana a solucionar el problema. ¿Qué te sucede?
—Pensé que estaría enojado...
—No lo conoces, Maxi no se enoja nunca —comentó Angie y se sentó a su lado—. Además, mis padres dijeron que lo que había hecho estaba bien, así que lo apoyarán mañana.
—No quiero que tenga problemas por mi culpa... ya no queda nada para que el año acabe.
—No pasará nada, él ha ido a entrenar ahora... está tranquilo y tú también deberías de estarlo. Lo que Maxi hizo es lo que cualquiera que escuchara aquello debía haber hecho...
—Gracias, Angie —respondió la muchacha.
Quedaron un buen rato en silencio y luego Dulce comentó.
—Me encontré con Bastian un poco antes, me dijo que hoy su madre fue a buscarlo al colegio... dijo que estaba contigo cuando sucedió —comentó.
