Capítulo 29

1.5K 339 67
                                    

Los dos se miraron como si pudiesen encontrar alguna explicación en el otro, pero ambos tenían la misma expresión de asombro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los dos se miraron como si pudiesen encontrar alguna explicación en el otro, pero ambos tenían la misma expresión de asombro.

—¿Tú sabías algo? —inquirió Maxi desconcertado.

—No... ¿Tú?

Él negó.

—Vamos, antes de que nos vean —dijo Dulce cuando los vio apartarse.

—No, voy a ir a preguntarles de qué se trata todo esto —añadió él y dio un par de pasos.

—No, Maxi —añadió Dulce y lo detuvo tomándolo del brazo—. Déjalos...

—¿Por qué? Se supone que somos tres en esta historia —añadió, Dulce sonrió—. ¡Vamos! Es mi hermana y mi mejor amigo —agregó como si eso fuera suficiente motivo.

—Vamos... si no han dicho nada ha de ser por algo, ¿no?

—¿Por qué? ¿Qué es lo que ocultan? ¿Por qué se están besando?

—¿No es obvio?

—No...

Dulce caminó hacia la salida estirando a Maxi para asegurarse de que no se quedara atrás y fuera a interferir en lo que acababan de descubrir, lo cierto era que, aunque estaba igual de desconcertada, no le parecía buen momento para ir a pedir explicaciones.

—Vamos a la casa, es tarde y debemos regresar —insistió.

—¿Dulce? ¿Cómo es que no estás alterada con todo esto?

—¿Con qué? ¿Con ver a mi mejor amiga besando a un chico? —preguntó como si nada.

—Un chico que de casualidad es tu ex —respondió Maxi siguiéndola.

Dulce se encogió de hombros, pero no dijo nada por un buen rato, era como si estuviera ordenando las ideas en su mente. Escuchaba que Maxi hablaba de fondo, pero no identificaba sus palabras, lo único que hacía era quejarse de que no le hubieran confiado el secreto.

Entonces, cuando por fin ingresaron a la casa, ella volteó a verlo.

—Escucha, entiendo que te sientas aislado o excluido, pero no tienes siete años, Bastian y Angie son grandes y pueden tomar sus propias decisiones. Tú estás aquí conmigo y ellos no lo saben, ¿no? ¿Por qué te enfadas tanto porque ellos no te hayan dicho nada?

—¡No es lo mismo! —se defendió Maxi—. Tú eres mi amiga... ellos... ¡se estaban besando!

—¿Y?

—¿Cómo puedes decir eso? ¿Acaso no te molesta en lo más mínimo?

—No, y lo que no comprendo es por qué te molesta a ti. ¿Acaso no es tu hermana y tu mejor amigo? ¿Qué puede ser mejor que eso? O sea, lo pienso y lo pienso y no lo comprendo, no desde tu punto de vista...

Lo que Angie creía que sabíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora