XXIV

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Ambos nos miramos realmente asustados, pero casi de inmediato Will entra en razón. Toma mi vestido que no se había bajado de la cintura y lo sube, respiro hondo y me doy la espalda para que suba el cierre de mi vestido.

− ¿Qué hace acá? −pregunta con un tono de voz realmente serio. 

−No lo se, no tengo la mas mínima idea. −me miro en el espejo y me arreglo el cabello, por suerte no tenía puesto labial, así que mas calmada tomo el pomo de la puerta, para salir de la habitación y enfrentar a mi padre, pero una mano en la cintura me detiene.

−Espérame, ni de loco te dejaré sola. −asiento, pero nuevamente me siento intranquila, pensando en lo que dirá cuando nos vea de la mano.

Volteo a verlo, ya tenía puesta su camiseta y la chaqueta, se estaba terminando de arreglar el cabello, cuando ya lo ha hecho me tiende su mano, se ve tan nervioso como yo, pero aún así sabe que quizás algo de esto, tendremos que enfrentarlo juntos.

–Alice, te juro que si no bajas. –era una amenaza de mi papá y la estaba diciendo, apenas bajamos las escaleras.

– ¿Qué pasará papá? ¿Me harás volver a Washington? –le dije en un tono molesto, mi papá se voltea a mirarme.

Sus ojos me miran con mucha sorpresa en ellos, incluso siento como de repente se ven algo cristalizados, hay una pequeña sonrisa queriendo salir, pero no lo hace y llega su mirada a donde me temía, a nuestras manos entrelazadas, respiro hondo.

– ¿Podemos hablar Alice? –me pregunta y asiento, el señala hacia al patio, por lo que cuando lo hace empiezo a caminar con Will a mi lado y mi padre nos detiene. –Quiero hablar a solas con mi hija William, por favor déjanos a solas.

Will me mira como si estuviera preguntándome si esta bien, por lo que solo asiento.

Will suelta mi mano y empiezo a caminar con mi padre hacia el patio, al llegar allí, mi padre se sienta en algunas de las sillas que habían y me dirige la mirada, luce realmente molesto y es algo que realmente no me sorprende, he estado evitando los mensajes de sus secretarias y sabía que este momento iba a llegar.

– ¿Se puede saber por qué no tengo razones tuyas Alice? Tuve que venir hasta aquí. –me cruzo  de brazos y lo miro igual de furiosa. 

– ¿Y que esperabas? ¿Venir a verme cuando me graduara? –sus ojos se abren sorprendidos, realmente no soy de contestarle a mi padre, pero ya estoy harta de todo esto.

–Alice, sabes perfectamente y mejor que nadie que no me gusta venir acá. –asiento.

–Si lo sé, no vienes a visitar tu hermana, ni a tu sobrina, quizás espere que lo hicieras por mi.

–Y aquí estoy. –se levanta de la silla molesto.

–Solo porque no sabías de mi, papá no le contestare a tus secretarias, el tiempo que pierdes diciéndole a ellas que me escriban y que logren saber de mi, es el mismo tiempo que puedes demorarte escribiéndome tu mismo, estoy harte de intermediarios. –le digo realmente molesta, él también parece molesto, pero en cierta forma se ve herido.

–Has cambiado Alice. –niego con la cabeza. 

–No y si he cambiado algunas cosas, como mi apariencia es porque así me siento mejor, estoy harta de estar callada y estoy harta de fingir que estoy bien siendo tu hija de esta forma. –estaba por hablar pero, no lo dejo continuar. –Extrañas a mamá y lo entiendo, no se que hice para merecer que no me hablarás mas como antes. –mi voz empieza a temblar y a mi padre se le derrama una lagrima, estaba por hablar, pero continuo con lo que iba. –Pero, yo esa vez no solo perdí a mi mamá, te perdí a ti también, solo encontré refugio en mis tíos, en Lily, en este lugar y tu no has sido capaz de darte cuenta.

Por Un Beso Tuyo. (Hermanos Thomas #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora