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Vinnie me espera apoyado en su moto, con un cigarro en su boca. Cuando salgo, no puedo evitar retorcerme por dentro pensando en que vamos a pasar el día juntos. Como en una cita. Puede acabar de muchas maneras, o mal, o sexualmente o... Bien. Espero que sea esto que no empiece a ser un borde de mierda o que sea incómodo, solo pido un poco de paz con el, una pequeña tregua sin tener que follar para no pelear.
—Cinco minutos tarde, me apuntaré que eres una impuntual—me dice cuando llego frente a el.
—Hola a ti también, Vinnie—le digo, sosteniendole la mirada mientras el le da una calada a su cigarro.
—Hola, rubita—el apodo saliendo de sus labios, por primera vez sin burla, sin diversión, sino de buena manera, hace que trague grueso.
—¿a donde me vas a llevar?—pregunto, para liberar la tensión.
—¿por qué? ¿Te preocupa?—pregunta divertido.
—-Si, ni siquiera sabes lo que se me pasa por la mente.—respondo dramatizando de manera sarcástica.
El niega con una sonrisa—Es una sorpresa, pero... —me repasa con la mirada—Veo que me hiciste caso y no te arreglaste, muy bien, así me gusta—tira el cigarro al suelo y le pega un pisotón. Con sus manos en sus bolsillos se inclina un poco hacia mi y me da esa sonrisa que siempre pone antes de decir algo para molestarme—Obediente,.
Le saco el dedo pasando completamente de él y de ríe mientras rodeamos la moto para subirnos. En silencio, aunque todavía parece estarse aguantando la risa mientras me observa subirme a la moto. Se monta delante de mi y me pasa el casco, que me lo pongo con sus ojos sobre mi, de reojo.
—Arranca antes de que te patee el culo—farfullo al ver cómo se me queda mirando.
Vinnie se rie—A tus órdenes, Nerea—me dice arrancando la moto.
Me abrazo a su cintura arrepentiendome un poco en el momento en el que lo hago, pero ya es costumbre, he montado tantas veces en su moto, he abrazado tantas veces su torso y enterrado mi cabeza en su cuello, que ni siquiera se tensa o se sorprende, así que no me retiro.
Además, Vinnie conduce como un loco y no está mal tomar precauciones.
Tras unos diez minutos de trayecto(básicamente lo que hay si vas a cualquier sitio del pueblo, al no ser muy grande y Vinnie conducir como poseso) aparcamos y yo alzó mi ceja. Observo el skate park, nunca he venido aquí.
—Ahora entiendo lo de la ropa comoda—farfullo quitándome el casco—Y que me traigas aquí, seguro que solo me pediste la cita para que hiciese el ridículo montando en el skate.
—Claro, y para reírme de ti—asiente distraído bajándose de la moto.
—¿enserio?
—Qué no—me quita el casco de las manos—Siempre eres pesimista y le das demasiadas vueltas a todos. A tus ojos debo ser el mismísimo demonio, rubita
