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La ceremonia acaba y yo estoy bastante desorientada. La gente empieza a moverse hacia la salida y Vinnie tira de mi sin quitar su brazo de mis hombros. Recuerdo que las chicas me hablaron sobre que haríamos después de la elección creo que... Oh si, una fiesta, que extraño.
Me paro un segundo recibiendo una mirada cansada del rubio a la que no hago mucho caso, busco con mi mirada a Amelie y se me encoge el estómago al verla ir donde Riley, que la toma entre sus brazos abrazandola con fuerza. De un momento a otro me siento como la peor persona del mundo. La mirada de la peligris se conecta con la mía y entrecierra sus ojos en mi dirección, para acabar negando y apartar la mirada
Genial, soy una zorra y dos de mis únicas tres amigas, no quieren saber nada de mi.
La entiendo, es decir, yo también me sentiría mal. Amelie lleva dos años liandose con Vinnie, y según yo se era algo exclusivo, porque ni ella ha hablado sobre otro chico, ni he sabido que Vinnie estaba interesada en otra. Pero entonces... ¿Por qué no la ha escogido? Entiendo que quiera hacerme perder la apuesta, pero el haberme elegido es extraño. Van a tener viajes, y podían haber seguido con sus extraños rollos, pero me ha elegido a mi, que no soy más que... Una persona que no soporta, en absoluto.
No es que me sienta bien por ser elegida, algo en mi se ha encendido, es verdad, es una sensación que ni siquiera sabría nombrarla y explicarla. Ahí, con toda la euforia del público, solo me he centrado en que el ha avanzado, me ha sonreído y me ha rodeado con mis hombros. Oh por dios, que me pasa. No me siento bien porque yo hace unas semanas, me las pasaba depresiva desde que supe lo que Amelie y Vinnie tenían...
—Vamos—farfulla viéndose malhumorado derepente.
—Eh... Si—mascullo dejando que vuelva a tomarme por los hombros.
Por mucho que la sensación de ser la muñequita del capitán de béisbol es un poco denigrante, dejó que tire de mi porque ahora toda mi energía se centra en descifrar esta extraña situación y no en moverme. Atravesamos el campo bajo las miradas de muchos estudiantes, unas recelosas y otras simplemente de curiosidad. Llegamos al aparcamiento y entonces recapacito y me apartó de Vinnie, que suelta una risa y yo solo avanzó hacia su moto.
—¿ahora no me puedo despegar de ti, enserio?—pregunto cruzandome de brazos.
—Algo así—se encoge de hombros—Pero se que estas encantada de eso, rubita—me guiña un ojo e increíblemente, su buen humor ha vuelto.
¿Qué clase de trastorno de la bipolaridad o de múltiples personalidades tiene Vinnie?
—No podrías estar más lejos de la realidad—bufo—¿me llevas a la fiesta?
—Si—asiente—Aunque yo no creo que me quede, es un puto coñazo.
