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—¿así que te apuntaras?—interrumpe Dixie mis pensamientos en la cafetería.
—Eh... Perdón, no estaba escuchando—siento el calor subir a mis mejillas y bajo la mirada revolviendo el pure de patatas.
Dixie suspira—Te distraes muy fácilmente, Nerea—me replica con voz cansada.
Entrecierro mis ojos—Yo lo sé, Dixie. Y es horrible, no soy capaz de seguir a una persona hablando más de dos minutos, y eso cuando tengo un buen día.
—Que exagerada—se ríe ella tomando un trozo de salchicha.
—Como sea... ¿De qué me hablabas?—pregunto. Apartó el pure, no tengo ganas de comer esto así que solo saco una manzana.
—De qué las pruebas de animadoras serán en menos de dos semanas, y deberías de apuntarte—me recuerda eso otra vez.
O si. Ya estamos a jueves y ella no ha dejado de recordarme que debo apuntarme. Solo creo que lo hace porque soy rubia... En fin, me lo he planteado seriamente y puede que lo haga. Siempre me ha gustado el baile y todo lo que sean acrobacias. Soy muy buena. Pero tengo miedo, porque dejé de hacer lo queme gustaba hace mucho tiempo, solo porque me empecé a emparanollar con mi peso.
—Ya te he dicho que no lo se.—doy un mordisco a mi manzana—Es que yo lo haría... ¿Sabes? Pero hace tiempo que no lo hago y...
—Espera... ¿No quieres presentarte porque crees no estar a la altura?—alza una ceja y abre mucho sus ojos.
—Eh... ¿Efectivamente?—la miró un poco extrañada.
—¡haberlo dicho antes!—se levanta rápidamente—Ven, te conseguiré ayuda—Antes de que pueda decir nada, toma mi brazo y me tira alejandome de la mesa, como puedo agarró mi mochila.
Casi me caigo al suelo como una idiota pero al final recobro el equilibrio, hay que recalcar que para lo delgada que es Dixie, tiene demasiada fuerza. Me llevan sin aparentar ningún problema, casi arrastrándome por todo el instituto, yo solo me dejo proaue resistirme me serviría de poco. Termino mi manzana por el camino y la tiro al suelo cuando salimos del edificio, no deja de andar hasta que llegamos a el polideportivo. Ahí frena y me mira tan sonriente que me da un poco de miedo.
—¡tachaaan!—canturrea señalando el polideportivo.
Sonríe aún más esperando una reacción por mi parte, yo solo sonrió incómoda.
—¡ohhh!—exclamo con demasiada falsedad—¡guau! Que bonito el... Gimnasio—esto último lo suelto con una mueca.
Dixie borra su sonrisa—¡nerea! ¿No lo ves? ¡Esto te ayudará a...
—¿un gimnasio?—la interrumpo—Dixie por bailar como una abuela en un gimnasio, no seré buena en...
—¡no es eso!—me interrumpe ella esta vez—¡por dios Nerea! Yo me refería a que te conseguiré ayuda profesional, que te ayudará a entrar en el equipo.
