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Jennifer

—¿Seguro que no murió?

—No, el maldito debió ser gato en su otra vida.

Comienzo a recobrar la consciencia, y lo primero que capto son voces. No logro hilar la conversación, y esos dos diálogos es lo que mejor asimilo. 

Quiero abrir mis ojos, pero los parpados me pesan. De poco a poco lo voy haciendo.

—¿Quién será el que...

Aquella voz se silencia, justo en el momento en que cruzamos mirada. Es Sam, quien esta parado en frente de mi. Con un rápido movimiento lo veo endehesarse, ya que estaba recargado en la pared. Trae un cabestrillo en el brazo izquierdo.

—Jennifer —alguien más dice mi nombre, con voz cálida y cercana. Sin mirarlo se quien es. 

Josh esta a mi derecha, sentado a apenas unos centímetros de distancia. Me quedo mirándolo incapaz de decir algo. Tal vez es el shock que me ha traído a esta cama de hospital.

Noto apenas un toque de sus dedos con los míos. Mi mano donde me han conectado el suero, esta muy cerca de la suya. 

—Se que te has de sentir de la patada, pero es rutina preguntar... ¿Cómo te sientes? —dice Sam, rompiendo el silencio, y con una chispa de humor.

Sin voltear a verlo, esbozo una sonrisa elevando solo la comisura de los labios, y noto como Josh me copia el gesto.

—Ya estas a salvo— asegura este último, y aunque me trasmite paz verlos junto de mi, no puedo evitar preguntarme por Aaron. 

Josh y Sam se retiran un instante cuando una enfermera entra y pide dejarnos a solas para revisar mi herida. 

Por los medicamentos apenas y siento dolor, pero al mirar la costura en mi vientre, no puedo evitar manifestar una mueca de desagrado. Me explica que me la he hecho con un objeto punzante. Yo sé que ha sido con la navaja que encontré en el auto. Debió enterrarse en mi al momento del choque. 

La enfermera trata de tranquilizarme diciendo que no fue nada grave, pero que debo de seguir ciertos cuidados para que sane pronto y no se infecte. También, sugiere que permanezca esta noche en observación ya que en los análisis que me hicieron mientras estaba inconsciente, ha salido que estoy algo débil por las condiciones en que estuve los días de mi secuestro.

Esa última palabra comienza a traer recuerdos a mi cabeza. No puedo asimilar lo que verdaderamente ha ocurrido. Para este punto, siento que todo es un enredo. Es decir, cuando llegué a este pueblo, tenía cierta información que consideraba la única y verdadera. Pero con el paso de los días se fue transformando y desvirtuando. Y ahora, nuevamente hay un revuelo en todo. La jugada fue cambiada completamente, y siento que aun faltan cosas por aclarar.

Lo primero sería: ¿Cómo era posible que una persona tan cercana a mi, de mi confianza, de la de Milo, pudiera traicionarnos de esta manera? Asesinar, secuestrar. Definitivamente no podía ser catalogado como persona. Era en realidad un monstruo

Cuando se fue la enfermera, tan solo estuve unos minutos sola, pues de pronto vi la cabeza de Josh asomarse por el umbral de la puerta, como si preguntara con la mera mirada ¿puedo pasar?

—No puedo asimilarlo —murmura, con la vista perdida en algún punto de la pared. Otra vez se ha sentado junto de mi.

Él también se encontraba perturbado. Traicionado. Jefe, la persona que lo había acompañado por tantos años, al que llegó a ver como una figura paterna en varios momentos, le había mostrado una cara falsa de la que realmente tenía. Era de locos las respuestas a este rompecabezas.

Por tu vida | JOSHIFER (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora