Ver morir a la mujer que amas, sin poder salvarla, te marca de por vida. Quien diría que años después, Josh Hutcherson se encontraría en una situación parecida, aunque en esta ocasión, no ama a esta mujer ¿o sí?
Aun así, no dejará que se vuelva a r...
—¿Jenna? —pregunta sorprendida Elizabeth, a lo que yo muevo la cabeza en señal de afirmación. Ella no deja de mirarme alternadamente a la vez que voltea a ver a Jennifer, y yo aparento toda tranquilidad pese a que estoy cruzando los dedos detrás de mi pidiendo que no descubra la gran mentira que acabo de soltar.
Sin necesidad de mirar a Jennifer, la cual esta a un costado mío, se que esta igual de impactada que Elizabeth, sin embargo creo ha captado mi comentario y agradezco que no haya contradecido las cosas.
—Vaya sorpresa —vuelve a decir —Me alegro por Josh, ya tendrá quien lo anime un poco, vieras lo renegado que es a salir.
—Eso no es verdad —aclaro enseguida.
—¿Ah no? —levanta una ceja al mismo tiempo que sus manos se posan en jarra al lado de sus caderas.
—Bueno... un poco —admito pillado.
Nos quedamos solos Jennifer y yo. Elizabeth se ha ido pero dice que volverá enseguida.
Un grupo de adolescentes esta trabajando y estoy asesorandolos respecto a los libros que necesitan. De reojo veo a Jennifer sentada en una de las mesas mientras parece muy entretenida con el esmalte de sus uñas.
—¿Podrías pasarme la libreta? —le pido. Veo que rapidamente alza el rostro confundida pensando sobre si me he dirigido a ella o no, pero al notar mi mirada capta que sí.
—Claro, hermanito.
La palabra "hermanito" y el tono sarcástico de Jennifer me ha tomado por sorpresa. Esta claro que aun no he tenido un tiempo a solas para hablar con ella y no sé de que manera lo haya tomado, o si éste de acuerdo.
—Toma —me da la libreta y me volteo enseguida para anotar los libros que han tomado los chicos, incluso para anotar unos que no tenemos. De vez en cuando ocurre que nos solicitan libros, y es cuando tengo que hablar con el dueño para ver si podemos conseguirlos, lo cual no siempre sucede pero se hace el intento.
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—He quedado enamorada de este libro —suelta en suspiro Elizabeth.
—¿Cual? —le respondo mientras la volteo a ver.
Estamos sentados cerca del ventanal que da hacia la entrada de la biblioteca. Ya se han ido los alumnos y estoy apunto de cerrar. Jennifer se ha entretenido con una revistas de chismes, de ves en cuando veo que voltea hacia el gran reloj de pared que tenemos.
—Lo mejor de una boda —responde —Créeme que estuve a punto de mandarlo a mi lista de libros trágicos... ¡pero me sorprendió al final!
—Ese titulo no suena a que sea de algo trágico.
—Ya sé, pero trata de un hombre cuya hija esta enferma y posiblemente muera...entonces quiere conseguirle una mamá para que sepa lo que es tener una en sus últimos meses de vida —aprieta los labios como si algo le pareciera gracioso.
