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Josh

Sam se pasaba de inteligente.

¿Qué fue lo primero que nos dijeron cuando trajeron a Jennifer? Su único contacto telefónico sería aquel hombre con el que llegó, Lenny. Él sería el que la enlazaría con otros parientes o personas que quisieran saber de ella via telefónica.

¿Pero que hace Sam? Atiende el teléfono de un completo desconocido (para él y yo, al menos) y se lo da a Jennifer.

¿Sonaba exagerado de mi parte? No sé, pero no podía dejar pasar esa mala acción de mi compañero.

  —Dijo que era un muy amigo de ella  —responde Sam intentando justificarse.

Rodeo los ojos.

  —Si no fuera porque tienes el uniforme de policía a veces ni creería que trabajas en eso.

  —Vamos, no creo que ese tal Áaron sea peligroso. Tan solo mira su rostro  —me empuja del hombro y me obliga a observar a la chica —se ve que le gustó escuchar a alguien diferente.

Pues sí, al menos eso era cierto. Jennifer se veía sorprendida y feliz con esa llamada inesperada. Me dedico a observarla un instante y luego me acomodo en mi asiento dándole la espalda. 

  —Pues solo esperemos éste hombre no le de malas noticias...—dejo la oración a medias y recuerdo la ultima llamada que recibió la chica.

  —¿A qué te refieres?  —Sam también había dejado de verla, y nuestro volumen de voz era moderado para que no ella no escuchara.

Le conté lo de anoché.

La cara de mi amigo al final fue casi alucinante. Comprendía su sorpresa e impacto. 

  —Entonces es más grave de lo que pensábamos...  —murmura mientras se rasca el cuello.

Asiento y chasqueo.

  —Hasta el momento todo ha sido muy tranquilo aquí. Pero anoché no pude dormir pensando que la localicen... con el ataque que le hicieron a su amiga, esta más que confirmado que quieren a Jennifer, y no se muy bien porque, puesto que ella no tiene nada que ver con la empresa y esos líos. 

 —Es muy cierto. En todo caso deberían buscar al hombre con el que ella habla ahora.

Dejo de mirar a Sam para mirar sobre mi hombro a Jennifer un instante.

Había razón en eso. Áaron era el segundo al mando, y ahora la cabecilla de la empresa, pues Milo estaba muerto. Y bien, no teníamos más datos al respecto, pues no era mucho de nuestra influencia. Nuestra única encomienda era el bienestar de Jennifer. 

Pero comenzaba a sentirme algo impotente como me confesaba ella. Sam y yo no teníamos mucha información sobre lo que acontecía allá con las personas que la rodeaban. Y aunque desde aquí no pudiéramos hacer mucho, al menos podría servir de algo estar informados, ¿no?

[...]

Nada más por el portazo fue que me di cuenta que había terminado la llamada.

Y es que yo estaba al pendiente, pero Sam empezó a hablar de puras tonterías y me perdí en su plática, o más bien me concentré en regañarle. Andaba otra vez haciendo dramas tontos contra Liam. Niñerías de ambos. 

  —¿Jennifer?  —llamo a la puerta dando un suave toque. Me giro para ver a Sam, el me mira con una mueca de disculpa. Rodeo los ojos y regreso a observar la puerta.

Se que ella me ha escuchado, como también sé que no me abrirá. Así ha ocurrido en otras ocasiones. Entonces cuando estoy por darme la vuelta, me sorprende escuchar el rechinar de la puerta.

Por tu vida | JOSHIFER (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora