Por tu vida | JOSHIFER (editando)

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Jennifer

Su repugnante mano comenzó a subir por mi muslo y un terror me comenzó a invadir en cada centímetro de mi cuerpo.

Quería gritar. Quería zafarme. Quería escapar.

Pero nada de lo anterior me era posible, así que lo mordi.

Justo cuando su asquerosa lengua comenzó a ahogar mi garganta, la triture con mis dientes. O al menos eso intente.

Todo fue tan rápido que ni sentí un golpe en mi cabeza hasta que comencé a sentir algo escurrirse en mi nuca.

Había caído de espaldas. Él me había empujado.

La cabeza me estallaba. Ahora sí podía gritar, y comencé a hacerlo por aquella razón y por una más.

-A ver si esto te quita lo mal agradecida -dice al mismo tiempo que quema mi mano.

No se de que manera lo hacía, pero comenzaba a sentir punzadas y ardor en la palma de mi mano izquierda.

-¡Detente! -grito suplicando misericordia.

Pero no me hace caso.

Grito. Hago ruido. Pataleo. Todos mis sentidos se alteran ante la sensación tan dolorosa del fuego contra mi piel.

Después de unos segundos, que parecen eternos, se ha detenido.

Mi garganta arde.

Lo escucho hablar, pero no es conmigo.

Cuando mis sentidos vuelven a reaccionar, me doy cuenta que esta hablando por teléfono. Casi en susurro.

Su voz se empieza a alejar. Se escucha una reja. Llaves. Candado. Pasos. Puerta azotarse.

Y silencio.

[...]

Josh

Escuchaba lo que decía Sam, pero no entendía.

Sus acusaciones eran descabelladas. Imposibles.

-¿Sabes que esa es una acusación grave? -Le digo, en cuanto hace una pausa.

Sam había llegado corriendo a mi trabajo. Y por su semblante, lo primero que pensé es que traía noticias de Jennifer.

Bueno, en realidad ya estaba pensando en ella, pero eso es otra cosa.

-El mismo predica con eso: no confíes ni en tu sombra.

Sam me contó de la plática sospechosa que jefe mantuvo, en algún momento, durante su turno en la comisaría.

Creía que estaba involucrado en la desaparición de Jennifer.

-Es que intento encontrarle pies y cabeza a esto y no lo concibo -apunto -¿Estás seguro?

En verdad me costaba creerlo de Jefe. Pero también se que Sam no jugaría con algo así.

[...]

-¿Como es que tienes las llaves? Crei que jefe dijo que no era necesario que hicieras la guardia

-Y si su insistencia con eso no te convence aun de que oculta algo, no se que lo haga.

Ya ha caído la noche. Más bien, la madrugada.