El sonido de un celular los hizo despertar mientras aún estaban dormidos en el sofá abrazados. Ambos quedaron dormidos en la madrugada, cuando sus cuerpos por fin se sintieron saciados.
-apagalo- pidió Emely acomodándose mejor sobre su pecho.
-no es él mío- dijo él con voz ronca igual de somnoliento. Emely estiró su mano para tomar el celular, con los ojos cerrados - preciosa no es él martillo de Thor- le dijo divertido terminando le de pasar el celular que aún seguía sonando.
-diga- contestó la pelinegra.
-¿donde estas?, ¿por que la tienda está cerrada aún?, Las chicas llevan una hora esperando que habrás - le dijo Nicol por teléfono.
Emely aparato el aparato de su oído un momento para fijarse de que eran las diez de la mañana, los fines de semana sólo habrían la tienda, a las nueve y ella se había quedado dormida en el pecho del arquitecto.
-ahora bajo- le dijo a su amiga para después colgar e ir a su habitación por ropa, todo bajo la curiosa mirado de Leonardo.
-¿pasa algo malo?- preguntó poniéndose el pantalón.
-no, me he quedado dormida y he olvidado abrir la tienda - dijo mientras buscaba algo que ponerse y se sujetaba el cabello, que parecía una maraña de paja negra.
-¿nadie más tiene la llave?- preguntó cuando ya estaba vestida con un pantalón deportivo y una remera suelta. Para él ella se veía cómo lo más encantador y sexy del mundo.
-nop- contestó dándole un casto beso- ahora vuelvo - susurro sobre su boca.
-aquí te espero - le aseguro antes de besarla de nuevo.
Emely le abrió a las chicas las cuales la miraron extrañadas, pero no dijeron nada y entraron a trabajar con normalidad.
-que fachas tienes, ¿Porque aún estabas dormida?- le preguntó su amiga.
-porque no estoy sola, Leonardo está en mi casa- le contó cómo si eso fuera más común.
-se acostaron- dijo deduciendo lo que había pasado.
-si, me quedé dormida y quiero dormir más- le contó.
-me tienes que contar lo que paso- le advirtió.
-en otro momento, ahora solo quiero volver arriba y dormir - le pidió.
La pelirroja aunque quería quedarse e interrogar a su amiga de u noche con él arquitecto, se fue para esperar al siguiente día y que su amiga le explicará a todos juntos lo que había pasado la noche anterior.
Cuando Emely volvió a su casa Leonardo estaba terminando de recoger todo el desorden que había en la casa, estaba justo como lo había dejado, solo vestido con sus pantalones de vestir, proporcionando una magnífico vista de sus fuertes músculos, unos de los que tuvo el placer tocar.
-¿Todo arreglado?- le preguntó cuando la vio.
-si, todo excelente- le dijo con una bella sonrisa-¿ Desayunamos?-
Entre ambos prepararon el desayuno lleno de risas, besos y miradas llenas de deseo que había entre ambos. Sin prestarle atención al sentimiento que entre ambos crecía.
Después de desayunar y limpiar lo ensuciado fueron a la habitación de la pelinegra a dormir, ambos se sentían muy cansados por lo que optaron por tomar una siesta.
LA primera en despertar fue Emely, estaba de nuevo en el pecho del arquitecto, que dormía plácidamente en su cama, se quedó mirándolo un momento, no podía negar que le gustaba, le gustaba mucho en verdad y esperaba que él no estuviera jugando con ella hasta aburrirse.
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No Eres Un Capricho
RomanceLeonardo Drack, un gran empresario mercantil viudo de 32 años, junto con su hija, está cansado de las mujeres que llegan a su vida buscando su dinero, por lo que las ve a todas como unas caza fortunas. Emily Apple, una joven de 24 años trabajadora...