-te dije que debías ir a un médico- le dijo Miranda después de que la pelinegra le contó que había pasado en su fin de semana.
-lo sé, lo sé- dijo Emely.
-me alegra que ya hayas ido y volvieras con Leonardo- dijo mirándola con picardía-por cierto, sabes quién le envío la dichosa foto de tu papá?-
-no y la verdad no me interesa saberlo mucho- dijo.
-conoces a tu papá hoy?- preguntó.
-sí- contestó dejando notar lo nerviosa que estaba por ese hecho.
-todo saldrá bien no te preocupes- le aseguró su amiga la cual la conocía muy bien y sabía que la pelinegra estaba nerviosa.
-conoces a mi papá, nunca sabes cómo se tomará las cosas- le recordó.
-y estar negativa tampoco creo que ayude- le dijo su amiga.
Dejaron la conversación de lado para seguir trabajando, Emely termino los últimos detalles del vestido de Anika, él vestido estaba, pero la pelinegra era muy perfeccionista, además quería que él vestido estuviera perfecto para la hora del almuerzo, ya que se lo iba a entregar después de almorzar.
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-hola hermosa- dijo Leonardo después de besarla.
-hola- dijo ella feliz volviendolo a besar.
-aunque me encanta besarte, debemos irnos, no quiero darle una mala impresión a tu padre- dijo Leonardo.
-ok vamos y nos llevamos esto- dijo ella señalando la mediana caja de color blanco pastel con un enorme lazo de color rosa.
-qué es?- preguntó confundido.
-él vestido de Anika- dijo Simple mientras tomaba su bolso- vamos?- pregunto.
-por supuesto- dijo tomando la caja para después salir del edificio.
Salieron al restaurante donde los esperaba el padre de la pelinegra mientras hablaban de su día, más bien la pelinegra le contaba de su día y de todos los planes que había hecho para él desfile, del cual estaba muy emocionada.
-pareces nerviosa y él que debería estarlo soy yo- dijo Leonardo cuando se estacionó frente al restaurante.
-es que mi papá suele ser algo complicado a veces- le contó.
-bueno no creo que puedas ser más complicado que con las personas con la que trabajo- dijo bajando del auto para después rodearlo y abrir la puerta de ella. Al entrar su padre ya lo estaba esperando en la mesa.
-hola papá- dijo la pelinegra abrazandolo.
-hola mi niña, por que estas usando lentes?- le preguntó.
-ahora te explico- dijo ella tomando del brazo de Leonardo- él es mi novio Leonardo, Leo mi padre Jabier Apple- los presento.
-un placer señor- dijo Leonardo extendiendo su mano.
-espero que para mi también lo sea- dijo tomando la mano de Leonardo de manera dura y firme, al mismo tiempo que lo examinaba estrictamente con la mirada.
-nos sentamos?- propuso la pelinegra, disminuyendo un poco él incómodo momento.
-por supuesto- contestó su padre. Leonardo corrió la silla de la pelinegra para que se sentara y luego él hacer lo mismo- ahora me explicas porque estas usando lentes?- le preguntó su padre.
-hace unos días fui al doctor- empezó a contarle Emely pero su padre la interrumpió.
-tu?...por tu propio pie?- preguntó escéptico, conocía a su hija y sabía que ella no le gustaba ir al médico.
-ok, ok, Leonardo me arrastró al doctor, porque llevaba toda una semana con un insoportable dolor de cabeza- dijo.
-ahora sí te creo- dijo su padre mientras él camarero les entregaba los menu.
-la cosa es que tengo miopia, por eso los lentes- le contó.
-ya mejoraron los dolores de cabeza?- preguntó su padre.
-si, solo me duele cuando no los tengo puestos- le contó.
-entonces no te los quites hija- le dijo de manera obvia. Para después ordenar su comida, cuando lo hicieron Jabier miró al arquitectos serio.
-me contó mi hija que tienes una hija- dijo.
-así es- dijo Leonardo.
-por lo que debes comprender mi posición en este momento- prosiguió Jabier.
-completamente, senor Apple- dijo Leonardo tranquilo.
-que edad tiene tu hija?- preguntó.
-once años- contestó.
-una bebe aun- dijo con ternura él padre de la pelinegra.
-una bebé inquieta y celosa- dijo Emely.
-recuerdo haber criado una igual- dijo su padre giñandole él ojos mientras ella negó divertida- tu hija está de acuerdo con la relación?- preguntó.
-le está costando adaptarse a esta nueva situación, antes solo éramos nosotros dos- le dijo.
-no hay nada más celoso que una hija- dijo Jabier- creeme se de eso-
-lo dices como si hubiera sido mala hija- dijo Emely fingiendo estar ofendida.
-no lo fuiste, aunque hay mujeres cómo….no se veronika, no piensa igual- dijo su padre.
-qué le hiciste?- preguntó Leonardo con curiosidad.
-nada grave- dijo ella tranquila encogiéndose de hombros.
-la dejaste calva, hace casi 16 años y apenas tiene más cabello que yo- le recordó su padre.
-eras mala- dijo Leonardo.
-solo con las que me querían quitar lo que era mío- dijo con una tierna sonrisa.
-te recomiendo tener cuidado con lo que haces- le dijo Javier a Leonardo.
-si lo voy a tener- dijo Leonardo- cómo fue que dejaste que tu padre se casara?- preguntó él arquitecto, Anika le había hecho cosas a sus antiguas amantes, pero no había hecho nada como eso.
-Madelin fue diferente, ella estaba dispuesta a compartir, las demas no- dijo tranquila y el camarero llegó con sus platos.
El almuerzo fue ameno lleno de platica divertidas, algo de trabajo de los tres y también de la vida de Leonardo, la pelinegra se sentía muy feliz y tranquila, ya que su padre parecía estar muy contento con su relación.
-vendras al desfile, Verdad?- le preguntó la pelinegra dandole un ultimo abrazo.
-por supuesto que vendré, nunca me lo perdería- dijo su padre besando su frente - más te vale cuidar a mi niña- le dijo a Leonardo dándole la mano.
-papá no soy una niña- se quejó Emely.
-por supuesto que lo haré, señor Apple- dijo Leonardo.
Con un último beso se despidió de su hija para después subir a su auto y volver a su casa, tranquilo de que su hija estaba con un buen hombre.
-eso salió bien- dijo Leonardo.
-siiii- dijo feliz abrazándolo.
-te importa mucho la opinión de tu padre- dijo él colocando varios mechones de cabello detrás de su oreja.
-claro que si, él dejó muchas de sus relaciones por mi, él siempre me escuchó porque sabía que lo decía por su bien- como él lo hace conmigo- le dijo.
-espero que cuando llegue el momento, Anika y yo tengamos esa misma comunicación y confianza...
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No Eres Un Capricho
RomansLeonardo Drack, un gran empresario mercantil viudo de 32 años, junto con su hija, está cansado de las mujeres que llegan a su vida buscando su dinero, por lo que las ve a todas como unas caza fortunas. Emily Apple, una joven de 24 años trabajadora...