Una Cita Indiscreta

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Reki y Langa se encontraban limpiando Dope Sketch. Oka seguía ahí, por lo tanto no podían hacer muchos comentarios referentes a su plan. Y Miya jugaba crossing animal en su Nintendo Switch.

–Eh niño ¿Cómo te fue ayer?– preguntó el mayor a Reki.

–Pues algo pasó y Adam nos terminó corriendo– respondió sin mucho interés.

–¿Qué rompiste?– rio.

–Nada– gritó –Qué poca fe tienen todos en mí– hizo un puchero.

–No es poca fe. Solo eres muy despistado– dijo su mejor amigo.

–¿¡Y tú me lo dices a mí!?–.

–Ya lo he dicho miles de veces– giró los ojos –Ustedes dos tienen 3 neuronas compartidas. En ocasiones las reparten de manera equitativa, otras uno se las lleva todas y lo peor es cuando, no sé como, ninguno las tiene– se burló.

Los adolescentes lo miraron con molestia.

–¿Sabes? A veces creo que te crees la gran cosa solo por que nos ganaste una vez en monopoly– dijo Reki.

Soltó una carcajada –¿Una vez?– lo miró –No importa que juguemos, siempre les gano– fanfarroneó –Incluso ayer que vine logré sacarle a Oka cinco dólares–.

–¿¡Qué!?–.

–Apostamos una partida de damas chinas– explicó.

–Te deje ganar– se sonrojó el mencionado.

–Esa excusa ya me la sé– devolvió la atención a su juego.

–Es a él a quien deberían gustarle pareja, no a mí– gruñó.

–Pues ahí está mi hermana, pero no se le confiesa– mencionó el pelirrojo.

–¡NO ME GUSTA TU HERMANA!– gritó.

–¿Ah no?– lo miró Langa coqueto –Por que mi mamá dice que los que se pelean se desean–.

–Estereotipos tontos– bufó –No me interesa nadie en estos momentos– miró a Reki de reojo.

–Lo que tú digas, mini Romeo– le sacudió los cabellos.

Iba a responder, pero una notificación del teléfono Oka lo interrumpió.

–Tengo que irme– anunció –Reki, tú cierras– le lanzó las llaves.

–Como usted ordene– le guiñó un ojo.

Salió.

–¿¡Están listos!?– preguntó de inmediato a sus amigos.

–¿Para ver cómo Oka y Shadow te dan una paliza? Yo siempre– sonrió Miya.

–Y yo estoy listo para protegerte– agregó Langa.

El menor soltó un gruñido junto con un giro de ojos –Ya entendimos, se aman ¿Podemos irnos?– apagó su consola.

Los mayores asintieron.

Langa subió a la motocicleta y Reki se abrazó a su torso.

–¿Si se dan cuenta de que si yo subo ahí y nos pasa algo moriremos?– arqueó Miya una ceja.

–Puedes seguirnos en tu patineta– dijo Langa.

–No es así– bajó Reki –Ve tú en la moto, Miya. Yo los sigo– tomó su skate.

–No soy muy fanático de esas cosas– se apresuró a hablar el menor –Te acompañocon el skate–.

El peli celeste asintió y arrancó. Los otros dos lo siguieron.

Más allá del infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora