Infinito

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Sirvió una taza de té al peliverde.

Ninguno había dicho una palabra desde que entraron. Aún así, no les era difícil notar sus nervios.

–Kojiro– susurró.

–No te preocupes– forzó una sonrisa –Sé lo que no quieres, pero debes decir– se mordió el labio.

Cherry se sentó frente a él –Solo iba a preguntarte si querías azúcar– rio.

–Oh, por favor– le acercó la taza con un ligero sonrojo.

–Gracias por traerme– le puso dos cubos –Y también por lo de antes– suspiró -Es sólo que es difícil. Ainosuke fue mi primer amor– le devolvió el té.

–Lo sé– dio un sorbo.

–Lo que tú dijiste ¿Fue cierto?– lo miró.

–¿Uh?– incrementó su sonrojo –Bueno, yo... La verdad es que tú...

–Antes de que digas nada– lo interrumpió –Te pediré que por favor seas honesto– suspiró.

–La verdad es que me gustas, Kaoru. Desde hace tiempo ya– desvió la mirada –Pero siempre sentí que no me necesitabas de esa forma, si no como un amigo. Y siendo sincero, eso es algo con lo que puedo vivir cómodamente– sonrió –Con tal de que tú seas feliz–.

El contrario no respondió.

Ambos adultos miraron sus tazas.

–Entonces, bisexual ¿Eh?–.

–Luces decepcionado–.

–No es eso– dijo –Solo estoy sorprendido. Nunca lo hubiera sospechado–.

–Bueno, teniendo en cuenta que tú eres el único hombre que me ha gustado era algo complicado que lo notaras– rio.

Cherry lo imitó –Es raro escucharte decir eso–.

–¿Qué sucede, cuatro ojos? ¿Te extraña el haber conquistado a un ser como yo?–.

–En realidad me sorprende que un gorila sin cerebro como tú tenga tan buen gusto–.

Carcajadas.

–¿Y por qué nunca me lo dijiste?–.

–Estabas enamorado de Adam– dijo sin mucha emoción –De hecho parece que incluso hoy en día sigues enamorado de él–.

Soltó un pesado suspiro –¿Me creerías si te dijera que ni siquiera yo lo sé?– apoyó sus codos sobre la mesa –No me siento enamorado como tal. Solo no tolero verlo con Tadashi. Siempre que me miran es como si estuvieran burlándose y – se le cristalizaron los ojos –¿Qué puedo hacer yo? Quiero decir, mírame. Soy patético. Supongo que es normal que les cause gracia–.

–No eres patético– frunció el ceño –Y ya estoy harto de escucharte decirlo. Kaoru, mírate ¡Eres asombroso! Todos creían que ser calígrafo sería una pérdida de tiempo y supiste callarle la boca. Eres increíble en el skate y ¡Dios santo! Creaste a Carla. Y a pesar de que ella no me agrada mucho, supongo que es asombrosa–.

Rio –¿Tienes celos de mi asistente?– lo miró coqueto.

–Teniendo en cuenta que siempre estás con ella y que lo primero que hizo fue electrocutarme, sí–.

–En su defensa, te electrocutó pensando que eras un extraño–.

–Tres años sin vernos y lo primero que recibo son agresiones– dramatizó.

-Fue tu culpa por ponerte como gorila en Italia– se burló –Si no, te hubiera reconocido al instante– suspiró.

Joe se mordió el labio –Cuando volví ¿Te alegró verme?–.

Más allá del infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora