Miya vs Koyomi

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–¿Pero qué mierda?– soltó Miya.

Cherry se congeló –¿Por qué no estás dormido?– lo miró.

–Llegamos hace tres minutos, no me puedo dormir tan rápido– frunció el ceño –No me quieran cambiar el tema ¿¡Están saliendo!?–.

–Estás soñando– respondió Joe.

–Tal vez eso pueda funcionarles con Reki o Langa, pero no conmigo– se cruzó de brazos.

–¿Sabes qué? Es nuestra culpa por quedarnos con el más inteligente– le susurró al pelirrosa.

–Miya, debes prometer que no le dirás a nadie– se apresuró a hablar el de lentes –Digamos que estamos en un periodo de prueba. Y no queremos que ninguno de ustedes se ilusione o algo así–.

–Muy tarde para eso ¡Dios santo! Enserio podrían ser mis padres ahora– le brillaron los ojos.

Cherry tragó saliva –Cariño, por favor, prométeme que no le dirás a nadie– se agachó a su altura.

–Lo prometo. Pero enserio no creo que deberían ocultarlo. Son lindos juntos–.

–Gracias– le sonrió con ternura para después darle un zape –Eso fue por decir una mala palabra– frunció el ceño –Ahora ve a dormir, mañana es un día importante–.

–Ok, mamá– hizo una mueca.

–¡Que no soy tu madre!–.

Kojiro soltó una risita y abrió la puerta del cuarto.

–Volveremos en un rato– besó la cabeza de Miya –Descansa–.

El menor asintió y se quedó dormido.




Reki estaba cambiando de canal, mientras Langa leía el menú de servicio al cuarto.

–¿No tienen canales en japones acá?– le preguntó.

–No lo creo, perdón– respondió.

–No te preocupes– suspiró y se asomó con él –¿Qué vas a pedir?–.

–Estaba pensando en un club sándwich, una hamburguesa y papas fritas con queso y carne–.

–¡Genial!– sonrió.

–¿Tú qué vas a querer?–.

–¿Uh?– parpadeó varias veces. Había creído que compartiría su comida con él. Soltó una risita –Una soda–.

–Ok– pidió por su celular –¿Qué quieres hacer por mientras?–.

–No lo sé- se encogió de hombros –Ver videos, jugar, tal vez no hacer nada incluso. Es lindo estar contigo en general– se sonrojó.

Las mejillas del peliceleste también se sonrojaron y se acercó a él.

–Reki– murmuró.

–¿Si?– se acercó también.

–Yo, emm, tengo algo que decirte– miró el suelo –Yo... soy gay–.

–Oh– abrió un poco más los ojos –Eso explica por qué no te gusta ninguna chica de la escuela. Con eso de que todas son lindas y están detrás de ti– rio.

–Sí– tragó saliva –Y hay algo más– se apresuró a decir.

–Te escucho– posó una mano en su hombro con una sonrisa

Langa quedó hipnotizado por ella, como siempre. Sus labios comenzaron a temblar en lo que intentaba recordar cómo formular palabras.

Tocaron la puerta.

Más allá del infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora