Un Sueño Imposible

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Los segundos parecían ir cada vez más lentos. Esto podría deberse al temor de Miya de despegar la mirada y que de repente acabara la hora.

Después de su conversación con Koyomi, no había otra cosa en la que pudiera pensar. Él te hará daño. Esas palabras daban vueltas en su mente como un fastidioso remolino. No importaba cuanto quisiera distraerse, el tema de Reki siempre regresaba.

No podía evitar sentirse frustrado con la situación. Él nunca quiso sentir algo por el pelirrojo, solo pasó. Si fuera su decisión, jamás se hubiera fijado en esa sonrisa que a su mirar era encantadora y ni hablar de aquellos hipnotizantes ojos ámbar.

Carajo. Estaba pensando en él de nuevo.

La campana de salida sonó.

Maldijo para sus adentros. No quería verlo, pero sabía que era demasiado atento como para no recogerlo.

Pero ¿Y si Koyomi venía con él de nuevo? A ella tampoco quería verla. Estaba molesto.

–Oye, Chinen ¿Vienes conmigo al parque hoy?– lo abrazó Takashi por los hombros –Hay un par de chicas lindas y estoy dispuesto a dejarte una.

–Déjame en paz– se soltó de su agarre y comenzó a recoger sus cosas.

–Ey ¿Qué te pasa? Te he visto deprimido todo el día.

–Son muchas cosas ¿Ok? Pero estaré bien. Siempre lo estoy– caminó hacia la salida.

Aunque tal vez la compañía podría ayudarlo, no se sentía en humor de hablar con nadie. Ni siquiera su mejor amigo.

Al llegar a la explanada, no vio al pelirrojo por ningún lado. Soltó un suspiro de alivio.

–¿Pasó algo bueno?– se encontró su maldita sonrisa traviesa.

–¿¡De dónde saliste!?– se sobresaltó.

–Llevó esperándote un rato– respondió –¿Todo bien?– se acercó a él.

–Estaba ocupado, lo siento– evitó mirarlo –¿Y Langa?

–Con Koyomi ¿Pasó algo entre ustedes? Dijo que sería mejor no verte hoy.

–¿Eso dijo?– se le cristalizaron los ojos.

–¿Entonces fue una pelea de novios?– se burló mientras sacudía su cabello.

Miya lo apartó de golpe. Cosa que alertó a Reki.

–¿Te sientes bien? Lo siento, no creí que la broma te fuera a molestar tanto.

No obtuvo respuesta. Ni siquiera pudo entender del todo en ese momento. Fue complicado procesar la situación. El niño solo empezó a correr en dirección contraria; y fueron tres segundos lo que les costó a sus pies reaccionar y correr detrás de él.

MIYA.

Escuchaba los gritos de Reki a sus espaldas; pero no quería voltear. Lágrimas resbalaban por sus mejillas. Y por más que intentara detenerlas, no podía controlarlas.

Te hará daño.

No podía ser cierto. No quería que fuera cierto.

Tú te harás daño.

Se sentía mareado. Quería detenerse un rato y descansar, pero el simple hecho de pensar en enfrentar a Reki lo aterraba.

Después de unos minutos, cayó rendido. Y cuando miró a su alrededor, estaba solo.

Ni siquiera conocía el lugar donde se encontraba. Parecía haber un evento, pues las calles se encontraban llenas de gente y habían varios puestos de comida y artesanías. Intentó buscar algún letrero o indicio que le ayudará a ubicarse, pero fue en vano.

Más allá del infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora