Problemas económicos, la necesidad de obtener dinero rápido y la exigencia de cuidar a la familia... Son unos de los tantos motivos que han llevado a Tanjiro, Zenitsu e Inosuke a buscar trabajo desesperadamente en la ciudad, pero, ¿quién dijo que en...
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La conversación de Tanjiro y Zenitsu consistia en la necesidad que tenían de dinero. Inosuke estaba tirado en su cama, viéndolos conversar sentados en el pequeño sofá que tenía la habitación de este último.
La puerta fue tocada suavemente por la madre del ya nombrado.
— Pasa amá — le dió permiso Inosuke, la mujer entró, tenía una bandeja con galletas y leche fría.
— Les traje algo de merendar, las traje antes que Douma se las coma todas...
— ¡No es cierto! — se escuchó un grito del hombre, luego se excusó en murmullos, "todo yo, todo yo" decía entre quejas en el pasillo.
— Gracias señora Hashibira — agradecieron Tanjiro y Zenitsu al mismo tiempo con una sonrisa, la madre de Inosuke era un amor, excepto su hijo, él era un salvaje o como Zenitsu le decía "animal salido del monte".
La mujer colocó las cosas en el escritorio de Inosuke, para luego dejar una caricia en los cabellos de los tres y retirarse de allí. Tanjiro tomó uno de los vasos con la leche fría y dos galletas, Zenitsu también hizo lo mismo, solo que tomó una galleta más.
Inosuke ya había tomado su vaso y agarrado unas ocho galletas. Tanjiro sacó un cuaderno y lápiz de su bolso.
— Vamos a ver en qué trabajos ya nos rechazaron — comentó abriendo la libreta para ver cada uno de los empleos.
En otra panadería no pudieron, no buscaban más trabajadores, en una tienda de ropa le dijeron que no, ¿por qué?, quién sabe. En total, los habían rechazado de quince empleos, como vendedores, de limpieza, de cocina, de casi todo.
— Estoy cansando de estar buscando trabajo — Zenitsu se acostó boca arriba en el suelo, miró a Tanjiro y este solo se alzó de hombros e intentado ser optimista.
Inosuke estaba jugando en su teléfono, así que no estaba pendiente a la conversación. Fue cuando sintió que todos estaban en silencio que se acordó de lo que había hablado con aquella chica.
— Monitsu, Kentaro — les llamó, los nombrados le miraron esperando a que iba a decir — creo que les encontré trabajo.
— ¿¡En serio!? — ambos se levantaron casi de un salto para ir a la cama dónde estaba Inosuke, Tanjiro se acostó a un lado y Zenitsu encima de los dos.
