Problemas económicos, la necesidad de obtener dinero rápido y la exigencia de cuidar a la familia... Son unos de los tantos motivos que han llevado a Tanjiro, Zenitsu e Inosuke a buscar trabajo desesperadamente en la ciudad, pero, ¿quién dijo que en...
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En el salón lo único que se podía escuchar eran suspiros de cansancio, el sonido que se crea al borrar, mordedura de lápices e incluso, arrancones de páginas de los libros diarios.
Sanemi Shinazugawa estaba más intenso que de costumbre, Tanjiro intentaba seguirle el ritmo para entender la clase y luego explicársela a sus dos amigos, mas, esto estaba volviendo imposible.
— ¡Y es así como sacan los valores aproximados de números reales!, ¿Entendieron?
— Profesor — levantó Muichiro la mano, Sanemi hizo un gesto con la cabeza dándole permiso para hablar — creo que la mayoría no entendió su explicación, va muy rápido.
— No me interesa saber joven Tokito — chasqueó la lengua con molestia, ¿Porqué ese maldito mocoso le dirigía la palabra?, Cierto, él era el profesor, era estúpidamente obvio.
— Profesor — llamó Tanjiro, el maestro lo miró con un rostro atemorizante —, yo no entendí muy bien, ¿Podría explicar de nuevo?
— Lo buscas después en Google — se alzó de hombros restandoles importancia a los alumnos, pronto tendrían examen y no entendieron nada de lo más importante que iba.
La puerta del salón fue tocada, Sanemi con suma molestia fue y abrió, encontrándose con Tomioka, quién lo miraba de mala manera.
— Tienes tres minutos para explicarme el porque de no haber dejado salir a mis alumnos sabiendo que tienen clase conmigo a ésta hora — el pelinegro se cruzó de brazos, dándole una mirada matadora al albino, quien solo suspiró fuertemente.
— Si, como sea — dijo con los ojos en blanco, se giró sobre sus talones para mirar a sus alumnos — se pueden largar, los que ejercicios que faltaron por hacer quedan como tarea.
Para los alumnos matemáticas y educación física eran dos infiernos, pero preferían estar en el infierno de Tomioka que en el de Sanemi, al menos, se divertian cuando jugaban a ciertos deportes o cuando hacían escaladas.
Todos los alumnos salieron del aula como alma que lleva el diablo, dejando a Sanemi solo en aquel lugar. Los chismes vuelan, gracias a eso, él se enteró de la cita de Muichiro e Inosuke, le dolía, quería intervenir entre ellos y separarlos de una vez por todas, mas, su oponente, aparte de ser un niño, era jodidamente inteligente, sabía muy bien manejar sus cartas, en menos de un mes ya consiguió una cita con Inosuke.
Golpeó con fuerza el escritorio, estaba sumamente molesto, hoy tenía dos horas de almuerzo, ¿Porqué no desperdiciar una hora viendo las clases de educación física?
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