Problemas económicos, la necesidad de obtener dinero rápido y la exigencia de cuidar a la familia... Son unos de los tantos motivos que han llevado a Tanjiro, Zenitsu e Inosuke a buscar trabajo desesperadamente en la ciudad, pero, ¿quién dijo que en...
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Sanemi caminaba nervioso por toda la sala, habían pasado tres horas desde que había llegado del funeral del abuelo Jigoro. Frustrado comenzó a jalar su cabello, un figura femenina se acercó a él con preocupación.
— Cielo, a este paso te vas a quedar calvo — comentó Kanae preocupada, su novio estaba actuando muy raro.
— Kanae... Tenemos que hablar
Aquellas simples palabras la pusieron muy nerviosa, entre temblores se sentó en el sofá, sus manos no dejaba de temblar, ¿Iba a terminar con ella?, ¿Y si le pedía matrimonio?, La última idea hizo que su corazón latiera fuertemente. Sanemi se sentó frente a ella con una expresión sería para luego decir lo que ella tanto temía.
— Quiero terminar nuestra relación...
Aquellas palabras la dejaron atónita, confundida ladeó la cabeza y entre abrió la boca para decir algo, mas, nada salía de sus labios. Respiró profundo, colocó sus manos en su pecho tratando de controlar su respiración y no tirarse a llorar a mares frente a él, Sanemi no era un hombre que jugaba así, esto era sério, muy sério.
— ¿De verdad? — preguntó tratando de que por alguna razón todo fuera un arranque de emociones extrañas del albino, este negó lentamente.
— Estoy hablando en serio Kanae.
Un silencio abrumador e incómodo se instaló entre ambos adultos, los ojos púrpuras de Kanae se cristalizaron, ¿Sus cinco años de relación se habían ido a la basura?, ¿Porqué?
— ¿Porqué? — cuestionó entre llantos —, ¡Todo estaba bien!, ¿Qué hice mal? — se levantó bruscamente del sofá sorprendiendo al albino, este suspiró.
— No hiciste nada mal, soy yo el que hizo las cosas mal, Kanae, es vergonzoso y lamentable de decir, por qué voy a sonar como un cobarde o un imbécil, más de lo que ya soy, pero, me gusta alguien más — ante aquellas palabras Kanae solo se soltó a llorar como una niña pequeña.
Sanemi tampoco estaba bien, le dolía verla llorar, pero esto era por el bien de todos, por ella, por Inosuke y por él, sabía que más tarde Shinobu llegaría a intentar golpearlo, pero eso no importaba, Kanae merecía alguien que su corazón solo estuviera pensando en ella y que no la fuera a defraudar como él lo estaba haciendo.
— Perdón... — susurró el masculino, para su sorpresa, la mano femenina impactó en el rostro de él.
— ¡Te dí estos cincos años de mi vida y los lanzas a la basura de un momento a otro! — gritó furiosa, la habían cambiado, ¿Pero por quién? —, ¿Quién es ella?, ¡Dime quién es!