Little Boys | Uzuzen, Giyutan, SaneIno.

038

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Inosuke al oír la voz de su padre cambió de postura, le sorprendía la voz sería de Douma, él nunca solía hablar con ese tono cuando estaba en casa. Douma se sentó pesadamente en el sofá, Kotoha apoyó su mano sobre la espalda de su hijo y le guió al sofá.

El adolescente se sentó al lado de su padre, este nerviosamente le tomo de las manos. Inosuke se tensó al sentir las frías manos de Douma, las manos de su padre siempre eran cálidas; el adulto le miró cariñosamente como solía hacerlo pero también reflejaba miedo, nerviosismo y tensión.

— Yo... — no sabía por dónde empezar y tampoco tenía muy en claro de qué manera se lo iba a decir, carraspeó y tragó saliva tratando de remojar su seca garganta — ese hombre que te escribió es tu padre biológico...

— ¿De nuevo tus chistes malos? — preguntó Inosuke mirando mal a su padre, lo había asustado para nada.

— Él está hablando enserio hijo — soltó Kotoha tomando fuerte los hombros de Inosuke pero sin llegar a lastimarlo.

Douma comenzó a contar todo de pies a cabeza. Desde que conoció a Kotoha hasta que nació Inosuke, el mundo completo del adolescente se vino a bajo, ¿Entonces que era Douma?, ¿Todo lo que había vivido con él era una mentira?, ¿Douma de verdad lo quería como a un hijo o era solo para quedar bien con su mamá?

Su cerebro intentaba procesar toda la información, intentar poner en duda tantos años al lado del peliplateado era complicado. Se levantó bruscamente de su asiento asustando a Kotoha, no quería que las cosas empeoraran por lo que también se levantó mirando nerviosa a su hijo.

— Amm... Yo — susurró con voz entrecortada — yo necesito procesar la información, me urge procesarla y así meditar mi respuesta a todo esto. 

Douma se levantó de su asiento y colocó ambas manos en los hombros de Inosuke, este alzó la mirada viendo como él intentaba mantener la calma y no llorar, en toda su vida no había visto a Douma llorar.

— Puedes tomarte el tiempo que necesites, solo, no respondas a esas llamadas raras que ese tipo te haga, ¿Si? — dicho esto acarició el cabello de su hijo con lentitud y miedo.

Inosuke terminó por retirarse, al él ya no estar Douma se quebró en llanto, él estaba seguro que Inosuke no se lo tomó a bien. Por otra parte estaba Inosuke en su habitación llorando, era un tema bastante complejo, quería dormir y al despertar todo volviera como antes, que todo esta verdad fuese una vil mentira de su subconsciente.

Era muy tarde como para llamar a Tanjiro. Zenitsu debería estar cogiendo como conejo con Uzui, Muichiro era la princesa de la torre, jamás lo dejarían hablar por teléfono hasta tan tarde.

En su mente apareció Sanemi, si, era buena idea llamarlo, después de todo necesitaba ayuda de un adulto. No tenía su número por lo que tendría que ir directamente a su casa aunque fueran las 2am, le iba a pedir si se podía quedar, para pensar y meditar en lo que pasó debía estar lejos de sus padres, quería procesar todo de una forma más ligera. 

Se levantó de su cama rápidamente, secó sus lágrimas con cuidado y comenzó a preparar un bolso, si no podía quedarse dónde Sanemi le diría a Zenitsu que le prestara la casa que estaba sola. Douma le había enseñado a manejar hace unos pocos meses, no era un experto como el mayor.

Tomó uno de los tres autos de la casa y condujo a la casa de Sanemi, Douma y Kotoha se dieron cuenta de que se había ido, no dijeron nada porque querían darle espacio, pero aún así Douma mandó a alguien a qué vigilara a dónde iba y si el padre biológico de él lo buscaba.

Inosuke condujo hasta la casa de su pretendiente manteniendo la calma, se sentía de la mierda pero no se iba a matar, no llegaba a esos extremos, por una parte se sentía molesto porque le mintieron toda su vida y por otra quería que esa vil mentira hubiese continuado hasta el fin de sus días, era mejor eso que saber que la persona que él más amaba después de su mamá no fuera su padre de verdad.

Obviamente su padre biológico le parecía una mierda asquerosa, abusaba en todos los sentidos de su mamá, lo cual era imperdonable. Su teléfono no había dejado de sonar, aquel hombre de quién sabe que apariencia no dejaba de llamarlo, tenía por lo menos unas veinte llamadas perdidas de él.

«Molesto, simplemente molesto» pensó ante el repique de su teléfono, lo tomó con una mano y lo apagó, lo lanzó al asiento de al lado. Al estar en la calle donde vivía antes Zenitsu se estacionó frente a la casa de Sanemi, bajó del auto sin sus cosas por si no lo dejaba quedarse no pararía pena ajena. Él se acercó a la puerta y tocó el timbre unas cinco veces en plazos más o menos grandes de tiempo; la puerta fue abierta por un Sanemi enfurecido que se calmó al ver que era él.

Ambos se quedaron en silencio unos tres minutos, Sanemi poseía una vista de Alcón, por lo que no dejó pasar desapercibido el rostro hinchado de Inosuke por llorar. Este se apartó ligeramente de la puerta, dejando que el joven entrara.

— ¿Porqué llorabas? — tanteo la zona, Inosuke le miró comenzando a llorar de nuevo, Sanemi simplemente optó por abrazarlo para consolarlo, ver llorar a Inosuke te hacía entender que las cosas no estaban bien para nadie.

Sanemi logró hacer que se calmara un poco y dejase de llorar, quería saber que tenía. Al estar mas calmado le contó a Sanemi todo lo sucedido. Para algunos podría sonar estúpido que se pusiera así por este tema, pero era importante. Inosuke quería ser como la persona que llamaba padre, quería tener esa paciencia al menos, su padre  era su ejemplo y se sentía tan orgulloso cuando oía alabanzas hacía los diseños de Douma, decir que era su hijo era algo que le inflaba el pecho de orgullo.

— Y bueno, me siento mal, me siento engañado, suena estúpido, pero duele — el joven estaba acurrucado en el pecho del mayor, de pronto otra voz de hizo presente.

— ¿Inosuke? — preguntó Genya tallando sus ojos, más atrás de él estaba Muichiro.

Inosuke abrió y cerró la boca sorprendido por eso, ¿Que hacía Muichiro allí?

— ¿Tu que haces aquí? — cuestionó mirando fijamente a su colega, este estaba adormilado y casi yéndose para los lados, fue gracias a Genya que no cayó al suelo.

— Se vino a quedar con Genya hoy — susurró Sanemi al oído de Inosuke —, para mí esos dos andan en algo y todavía no quieren decir. 

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