Problemas económicos, la necesidad de obtener dinero rápido y la exigencia de cuidar a la familia... Son unos de los tantos motivos que han llevado a Tanjiro, Zenitsu e Inosuke a buscar trabajo desesperadamente en la ciudad, pero, ¿quién dijo que en...
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Zenitsu entró a su casa con tranquilidad, su abuelo ya sabía que iba a trabajar, más, el señor Jigoro no sabía que su nieto estaba empezando a trabajar en una sex shop y tampoco Zenitsu se lo diría.
Tenía las tazas de comida que le dió Iguro Sensei, colocó todo en la mesa para caminar nuevamente hasta la puerta y cerrar con llave. Fue hasta la cocina nuevamente, abrió las tazas y repartió la comida en dos platos, uno para su abuelo y uno para él.
— ¡Abuelo! — llamó desde la cocina —, ¡Traje comida! — volvió a llamar mirando en dirección de las escaleras, era extraño, su abuelo solía responder de inmediato.
Con preocupación subió las escaleras en dirección de la habitación, para su sorpresa la puerta estaba medio abierta, abrió con cuidado la puerta y con el corazón en la mano. Suspiró con tranquilidad al ver a su abuelo intentando acomodar la televisión, el anciano estaba tan confundido acomodando que ni cuenta se dió de que su nieto lo estaba llamando.
— ¡Abuelo! — el nombrado se asustó al oír el grito de Zenitsu, miró en dirección de Zenitsu y sonrió.
— Hola zezen, ¿Cómo te fue en el trabajo? — preguntó Jigoro con entusiasmo.
— Bien abuelo, traje comida — comentó con una sonrisa alegre, el anciano sonrió nuevamente, se acercó a Zenitsu y lo tomó de la mano.
— Vamos a calentar la comida entonces — dijo con calma, apoyándose de su nieto para caminar mejor.
Ambos hombres bajaron las escaleras, claro, Jigoro bajando con más dificultad que Zenitsu por la diferencia de edad, fuerza física y salud. La noche anterior no habían podido dormir bien, ya que Kaigaku había ido a la casa, este estaba ebrio, quería golpear a Zenitsu y llevarse el poco dinero que tenía escondido en su habitación. Menos mal no lo dejó entrar a la casa en ese estado de ebriedad, después de un rato gritando que lo iba a matar se fue y no volvió en todo el día.
A Zenitsu le daba mucha vergüenza con el profesor de matemáticas por los alborotos que causaba su medio hermano a mitad de la noche, ya que vivían casi uno frente al otro. Sanemi estaba al tanto de la situación, ya que su hermano menor Genya era bastante amigo del grupito, también porque Kaigaku y Genya habían estudiado juntos desde la primaria. Él había pasado por una situación similar por culpa de su padre, entendia lo que más o menos sentía Zenitsu. Para Sanemi era muy triste ver cómo un chico tan joven y con tanto potencial desperdiciara su vida con malas personas, drogas y alcohol.
La cena de los dos Agatsuma fue divertida, Zenitsu le contaba algunas anécdotas que sucedieron en su día, cosas que hacían reír a su abuelo y eso lo ponía feliz. Entre risas y uno que otro regaño fueron a dormir, Zenitsu tenía clases al día siguiente y debía descansar.
