Problemas económicos, la necesidad de obtener dinero rápido y la exigencia de cuidar a la familia... Son unos de los tantos motivos que han llevado a Tanjiro, Zenitsu e Inosuke a buscar trabajo desesperadamente en la ciudad, pero, ¿quién dijo que en...
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Uzui y Zenitsu tomaron un baño bastante largo. El pálido le dió una pastilla para el dolor y le colocó una pomada en esa zona para calmar las pequeñas puntadas que después de un rato de haberlo hecho comenzó a sentir,Uzui se burló bastante ya que según Zenitsu ya estaba bien y que eso era mentira que le iba a doler.
— "No me va a doler, esas son mamadas" — repitió las palabras del rubio, este le miró mal y le lanzó una almohada con molestia —, perdón cariño.
— "Pirdin ciriñi" — tomó otra almohada y se la lanzó entre risas, Uzui se le acercó rápidamente y con una sonrisa tomó el rostro del chico entre sus manos y dejó un suave beso en sus labios.
— Que geta tan bonita — dijo Zenitsu con una sonrisa, Uzui soltó una carcajada.
— Muy romántico tú — dijo irónicamente el albino — sabes, Iguro nos va a funar.
— Muy cierto, yo te protejo mi princeso — apoyó sus manos en el musculoso pecho del joven — dios, que pecho tienes.
— ¿Recién te das cuenta? — preguntó mirando como el rubio delineaba la forma de sus abdominales y pectorales, arrugó la nariz al ver cómo su novio se alejó bruscamente.
— ¡Deja de seducirme viejo sabroso!
—¡No soy viejo!
— ¡Para mi sí!
— ¡Soy mayor por siete años!
— Mira, tienes todo el cabello blanco de puras canas — mencionó burlándose del mayor, este le miró sumamente ofendido.
— ¡Soy albino! — aclaró algo molesto, se cruzó de brazos — está bien, si te gustan jóvenes puedes irte — le dió la espalda a Zenitsu quién le miró también ofendido.
— ¿Disculpa? — se levantó del asiento como pudo y se acercó al albino quedando frente a frente —, a mí no me gustan los pendejos de mi edad, a mi gustan papis chulos como tú, en especial tú.
— Grr — gruñó el pálido intentando seducir al más bajo, este soltó una risita al ver lo que hacía — el tigre te va a comer — Uzui le alzó como un saco de papas para llevárselo a la habitación y dejar muchos besos en las mejillas del rubio.
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En la habitación de Giyu las rísas de Tanjiro resonaban, el pelinegro besaba cada parte del rostro del pelirrojo con entusiasmo, le encantaba ver estas facetas nuevas de Giyu.
— Cielo~ — dijo entre suaves risas, el pelinegro le miró con una ceja alzada — deja de hacerme cosquillas, por favorcito.
— Está bien — dijo suavemente, dejó de hacerle cosquillas para besar el cuello del joven, este comenzó a jadear ante aquel acto.
Giyu iba a hablar nuevamente cuando escuchó el timbre de su casa sonar, el joven se levantó lentamente para ver quién era la persona que estaba visitandole a tan altas horas de la noche. Salió de la habitación y caminó por el largo pasillo de su hogar, al llegar a la puerta principal miró através del ojo mágico.
Apenas vió quienes eran paledecio. Era su hermano Sabito y su hermana menor Makomo, ambos tenían varias cosas en las manos y la niña de diez años tocaba el timbre con insistencia.
— Oh, ¿No estará en casa? — se escuchó la voz de Makomo pregúntale a Sabito.
— La luz de la sala está encendidas, sabes que Giyu no deja las luces así cuando no está — respondió sabito.
— ¡Ya sé! — exclamó la menor — se debe estar bañando.
El pobre Giyu estaba en boxer solamente, mientras que Tanjiro estaba en boxer con una camisa de Giyu encima. El pelirrojo estaba de pie en una esquina para no ser visto, la pareja se miró unos momentos, con tan solo mirarse unos segundos Tanjiro entendió lo que Giyu quería decir.
Se acostó en el piso para irse gateando hasta la habitación, allí buscó ropa que normalmente usaría para salir, abrió el armario de Giyu y busco ropa deportiva que le había visto usar entre casa. Se vistió lo más rápido que pudo, Giyu estaba ansioso ya que Sabito le daba leves golpes a la puerta y la niña gritaba el nombre de su hermano mayor.
Giyu volvió a mirar al pasillo esperando que Tanjiro volviera para él ir corriendo a la habitación a vestirse y fue así, Tanjiro apareció vestido pulcramente, como si nada hubiese pasado. El ojiazul se fue a la habitación de forma silenciosa y sin ser visto.
Tanjito abrió la puerta de la casa con una sonrisa amable, Sabito y Makomo ladearon la cabeza confundidos.
— ¿Tu quién eres? — preguntó Sabito mirando seriamente al joven frente a él.
— ¡Mucho gusto!, ¡Soy Gonpa...! — iba a decir algo más cuando en la otra calle vió a su hermana menor junto a Takeo, ambos hermanos miraban a su hermano mayor con confusión, ¿Que hacía Tanjiro en la casa del profesor Tomioka?
— ¿Gonpa...? — indagó Sabito con una ceja alzada, Makomo solo se limitaba a ver el rostro pálido del pelirrojo.
— ¡TANJIRO! — gritaron los hermanos del nombrado, ya habían cruzado la calle, de un empujón apartaron a Sabito del camino.
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