Problemas económicos, la necesidad de obtener dinero rápido y la exigencia de cuidar a la familia... Son unos de los tantos motivos que han llevado a Tanjiro, Zenitsu e Inosuke a buscar trabajo desesperadamente en la ciudad, pero, ¿quién dijo que en...
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La conversación entre los dos iba de bien a mejor, Zenitsu le costaba admitir que el albino no era aburrido, hablaron de muchas cosas y las risas no faltaban. Llegó un punto de la noche en qué ya se estaban quedando dormidos en el suelo.
— Tengo sueño — comentó Zenitsu con pesar, el albino lo miró de reojo.
— Yo igual, debo ir a la casa de Sanemi antes que amanezca y no me vea allí — manifestó con preocupación, pero esta desapareció de inmediato —, ña, yo hago lo que quiero cuando quiero.
— Oye, te gusta mucho la Coca-Cola por lo que veo — al estar acostados cerca del otro, la curiosidad de Zenitsu no se detuvo y tocó el sedoso cabello de Uzui — es muy suave.
— Me coloco muchas cosas hidratantes en el cabello, siempre debo lucir extravagante, me alegra que te parezca suave mi cabello — pasó sus enormes manos por el cabello ajeno —, tienes el cabello un poco deshidratado, te voy a presta algunos de mis productos, te quedará mejor el cabello.
Viró los ojos mientras reía, Uzui sabía cómo hacerlo enrabietar rápido y cómo hacerlo reír de un momento para otro. El blanquino cerró los ojos, estaba apunto de quedarse dormido cuando una alarma sonó.
— Mierda... ¿Qué hora es? — encendió la pantalla de su teléfono, estaba marcando las 5:30 de la mañana, abrió los ojos con sorpresa, ¿Tanto tiempo habían estado hablando y jugando?, Zenitsu al ver la hora también abrió los ojos ampliamente.
— ¿Tienes cosas que hacer?
— La universidad, no voy a llegar a tiempo desde donde estoy a la mierda — estaba por levantarse pero fue tomado del brazo por el rubio.
— Uzui San... ¿Si se acuerda que hoy es feriado nacional verdad? — soltó una carcajada divertida al ver la cara que puso Uzui, se acostó de nuevo y se envolvió entre una de las mantas al igual que el rubio.
— Vamos a dormir entonces — susurró recostando su cabeza cerca del hombro izquierdo del rubio.
Ambos habían caído dormidos en el suelo con sus cabezas recostadas una cerca de la otra.
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