Problemas económicos, la necesidad de obtener dinero rápido y la exigencia de cuidar a la familia... Son unos de los tantos motivos que han llevado a Tanjiro, Zenitsu e Inosuke a buscar trabajo desesperadamente en la ciudad, pero, ¿quién dijo que en...
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Habían pasado tres días después de aquel vergonzoso evento con los profesores, durante las clases solían evitarlos un poco por aquella situación bochornosa.
El trabajo no era realmente duro, solo tenían que mantener el orden, Kanroji se encargaba de atender a los clientes, había uno que otro que se la comía con la mirada, más, Inosuke los miraba rechinando los dientes como perro con rabia.
Aunque sonara loco, Iguro al saber que el joven Hashibira trabajaba en la tienda de su hermoso amor, él habló con Inosuke, le pidió que asustara a cualquier hombre que se comiera a su esposa con la mirada o que se quisiera pasar de listo con ella, Iguro a cambio le daría comida gratis, ¿cómo rechazar esa oferta tan buena como recibir comida gratis?. Y allí estaba, cumpliendo su deber de cuidar a la esposa de su profesor, el hombre se asustó cuando vio a Inosuke con una aura oscura.
— ¡MÍA!, ¡DE YO!, ¡MI MAMÁ ES MÍA! — abrazó a la mayor asustando al hombre de cabellos grises, el hombre pagó lo que se iba a llevar bajo la intensa mirada esmeralda del chico.
Kanroji ya sabía del asunto, solo se pudo reír un poco de la actitud del peliazul. No tardó mucho en irse a atender a una chica que recién había llegado.
— Creo que deberías calmarte Inosuke — sugirió Tanjiro mirando a Inosuke.
— Itadaki, mi trabajo no es solo estar en la tienda, según órdenes de Iguro Sensei debo cuidar de su amada esposa y él me dará comida gratis del restaurante de ellos, déjame decirte que la comida es muy buena — sus ojos se iluminaron al recordar cómo sabía aquel plato de tempura que le había traído ayer.
— Inosuke que asco, se te sale la baba — comentó Zenitsu con asco.
— Ah, bueno, eso es diferente — Tanjiro no pensó qu Iguro fuera celoso con Mitsuri, no al punto de contratar a alguien pasa assustar a los hombres.
Pasaron unas cuatro horas desde que habían llegado, la tienda cerraba a las diez de la noche. Kanroji estaba orgullosa, apesar de todo sus alborotos habían hecho un buen trabajo limpiando y acomodando el lugar, estaba decidido, dejaría al combo de amigos trabajar para ella. Iguro volvió al centro comercial y les dejó a los chicos tres tazas llenas de bolas de arroz, tempura y otras tazas con Udon.
El hombre no podía creer el buen trabajo que habían hecho en la tienda, el piso estaba reluciente, todo acomodado por marca y color. "Pueden ser desastrosos durante las clases pero trabajando son buenos" pensó Iguro, esto sería una anécdota que le contaría a sus colegas de trabajo acerca del trío desastroso.
