『горький』

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「 Aporte para la #VolkacioSongsWeek 」

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Le invadió un sentimiento amargo, tantos años de vida y era la primera vez que lo sentía. Mentira, no era la primera vez. Hubo una sola ocasión en que sintió aquello, justo antes del funeral de Torrente.

Había detenido a un sujeto por exceso de velocidad, el cual alegaba que solamente iba a 90 km/h, incrédulo y furioso se lo hizo saber a Greco, el cual acababa de llegar a ese lugar junto a su compañero. El otro comisario también se sorprendió por la actitud del sujeto, poniéndolo rápidamente en su lugar, pero el sujeto continuó alegando. Volkov como estaba tan cansando mental y físicamente por lo último acontecido, se lo encargó, a los que en ese entonces eran solamente sus alumnos, Horacio y Gustabo.

Observaba de lejos junto a Greco, como aquellos alumnos multaban al sujeto, mientras el chico con cresta se enfocaba en redactar la multa, el rubio con una sonrisa socarrona en su rostro, se acercaba al sujeto y le murmuraba algo en el oído, sin llegar a escuchar lo que le decía. Para después ver como el detenido se dirigía al de cresta y este sacaba su porra para golpearle.

—¿Qué hace? — preguntó al acercarse rápidamente a los dos alumnos junto a Greco.

El moreno estaba apretando fuertemente la porra entre sus manos, mientras que el rubio sostenía su mejilla gritando que el moreno les había agredido. Por otra parte, escuchaba al detenido pedir el número de placa del moreno.

—Número de placa, señor agente ya—ordenó mientras sacaba un bloc de notas.

—No, es que yo voy a denunciar—continuaba el rubio.

—A ver, ¿Qué cojones ha pasado aquí? —sacando su porra e intentando comprender la actitud del moreno.

—Me ha faltado el respeto este señor—contestó por fin señalando al detenido.

—¿Y usted le agrede?

—Me ha faltado el respeto este señor—repitió elevando un poco su tono de voz.

Greco le pidió al moreno que le acompañara, mientras él alejaba también a Gustabo, dejando al detenido pidiendo todavía el número de placa. Le interrogó, pero solamente pudo obtener que el de cresta había enloquecido y había sacado su porra sin razón. Sin creerle ni una sola palabra, regresó con el detenido.

—¿Qué cojones le ha dicho, caballero?

—Que saludos de Paula.

—¿Perdona? —preguntó frunciendo su ceño.

—Que, por cierto, saludos de Paula—repitió.

—¿Saludos de Paula? ¿Paula? ¿Y quién es Paula?

—No lo sé, a mí me dijeron que se lo dijese—se encogió de hombros.

—¿Quién te lo ha dicho? ¿Te lo han susurrado...

—¿Quién te lo ha dicho? — preguntó fríamente cortando a Greco. —¿Te lo ha susurrado Jesucristo?

—No, no, me lo dijeron ya hace rato ¿Qué te importa mi vida? Vamos a ver...

—No, no, no, vamos a ver ni pollas — le cortó furioso —. ¿Me explicas quien coño te lo ha dicho?

—Según mis derechos debo callar...

—No me lo explicas ¿no? Se queda usted callado—cortó nuevamente—. ¿No me va a explicar cómo ha conseguido esa información? —continuó furioso, pero el sujeto siguió guardando silencio— Bien.

〖 ONE-SHOTS 〗- VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora