『Lo que nunca pudo ser mío』

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Ni con todos los intentos del mundo pudo lograr que su corazón le perteneciera. 

//TW// Tema sensible

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La primera vez que le vio fue cuando la mujer a su lado había organizado una pequeña cena para festejar su aniversario como pareja. Sabía que la mujer tenía un hijo, lo que no esperaba era que el pequeño de no de más de diez años fuera lindo. Lo que más le llamó su atención fueron los orbes grandes bicolores que le miraban con temor desde el pasillo, provocando que instantáneamente quisiera doblegarlo para él. Pero la mujer a su lado sabía que no se lo permitiría, por eso empezó intentando darle regalos para caerle bien, o llevándolo de paseo junto a su madre.

Pero llegó un punto en donde sus acciones incluso podían ser malinterpretadas, por lo que la mujer lo alejó de ella y por supuesto, de su hermoso hijo.

En la soledad de su aquel entonces departamento revisaba las fotografías que ese día había tomado en el parque, sintiendo como su sangre comenzaba a hervir al ver que otro niño de ojos azules jugaba con el de bicolores, robándole hermosas sonrisas. Deseó desde lo más profundo de su ser, poder compartir esos momentos con el niño, tanto que, sin dudar, abrió el cajón de su escritorio desgastado y sacó el artefacto de él, quitándole el seguro y colocándosela en su sien, apretando el gatillo con una sonrisa en su rostro.


Cuando volvió a ser consciente de su alrededor, su cuerpo se estremeció, pues el hermoso niño de ojos bicolores estaba a su lado comiendo tranquilamente un sándwich.

La sonrisa terrorífica que se pasmó en su rostro no fue vista por nadie.


Los siguientes años se enteró de que tanto él como el pequeño de ojos bicolores sobrevivían cuidándose el uno con el otro. Agradeció internamente que la madre del niño lo hubiera abandonado, utilizando aquel momento como arma de manipulación para el pequeño.

Le protegió de cualquier bravucón que se le acercara, incluso llenándose sus pequeños puños de sangre, pero gracias a ello, el niño de ojos bicolores le sonreía agradecidamente.

Cuando crecieron intentó por todos los medios hacerle saber sus sentimientos, pero el de ahora de cresta lo tomaba como una broma, riéndose. Por eso cuando él no miraba, iba hacia la casa de sus entonces parejas a amenazarlos, o en caso de que estos se negaran, acababa con su vida. Todo esto siendo respaldado con la frase de: "Es que das asco tío, ¿Cómo te iban a querer?"

Amaba los momentos después de eso, pues el de cresta pasaba los siguientes días y semanas oculto entre sus brazos buscando consuelo.

Pero hubo una vez que no logró ocultar aquellas visitas nocturnas del de crestas, cortándole el cuello de su pareja frente al moreno atónito con una navaja desgastada. Mientras se limpiaba las manos llenas de sangre se acercó al moreno.

—El muy hijo de puta se burlaba a tus espaldas—le dijo, causando que el de crestas se encogiera en su sitio, tomando entre sus manos el rostro del hombre tendido en el suelo, sin ser capaz de derramar una sola lágrima—Se aprovechó de ti, Horacio, te estaba usando.

Y como siempre lo hizo, el moreno le creyó sin dudar, dejando todos los sentimientos que había vuelto a desarrollar junto aquel sujeto en el suelo.

Iban a retirarse, pero las sirenas escuchándose de fondo los alarmó, obligándolos a huir de aquella ciudad, y tomar un vuelo a Los Santos, una pequeña isla en donde creían que no los encontrarían.

〖 ONE-SHOTS 〗- VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora