『Short II』

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Revolvía en silencio aquel líquido oscuro con tranquilidad, creando por momentos, sonidos cortos que retumbaban en aquella habitación. Sus ojos grisáceos, a pesar de estar fijos en aquella taza blanca, no le estaba prestando la mínima atención, provocando que, por las oscilaciones de la cuchara, el líquido se derramara por la orilla, recorriendo el lateral de la taza, hasta aglomerarse en el pequeño plato bajo la misma.

Había despertado de su siesta hace unos minutos, por los sueños (o recuerdos) que se formaban en su mente, imposibilitándole permitirse más horas de sueño. Se sentía cansado, a pesar de haber ido solamente al psicólogo y recorrer unos sitios con aquellos agentes que se hacían llamar, Parker y Alanna. Su cuerpo le pedía a gritos que nuevamente buscara un lugar donde poder recostarse y retomar su siesta, pero su mente se lo negaba. Por eso, tras un recorrido a la sede para despejarse, acabó en la cafetería del mismo edificio, pidiendo solamente una taza de café con dos terrones de azúcar, misma que conforme pasaba el tiempo perdía calor, y mantenía su mismo volumen.

Exhaló fuertemente cerrando sus ojos, opacando el ruido que provocaba la cuchara con la cerámica, sintiéndose, de repente, desesperado y ansioso, incrementando la presión en su pecho. No sabía si era por las pocas horas que durmió, pero sus manos temblaban ligeramente, y sus oídos zumbaban, creando un constante sonido que cada vez era más fuerte. Un sonido que reconocía perfectamente por su experiencia en la policía, un sonido semejante a las sirenas policiales, como si fuera la de una ambulancia, y que ese sonido siempre era acompañado por los colores rojizos y azulados en movimiento, tal como sus parpados le mostraban.

Rojo y azul.

Abrió sus ojos rápidamente, encontrándose con que la pared frente a él, se tornaba de aquellos colores por momentos. El zumbido, que creía que provenía de sus oídos, resonaba fuertemente detrás de él, y unos nuevos murmuros se convirtieron en gritos desesperados.

Giró su cuerpo sintiendo que la presión en su pecho aumentaba, y el nudo se formó en su garganta al ver aquella ambulancia estacionada fuera del edificio, de donde la misma, dos médicos corrieron hacia la parte trasera para sacar una camilla, y que, tras posarla en el duro pavimento, la encaminaron hacia el otro edificio. Se levantó de golpe de su asiento, respirando con dificultad, sin saber la razón, por lo que salió de la cafetería y se dirigió al estacionamiento, con el corazón en la mano.

Un mal presentimiento le recorrió, una desesperación se apoderó de su cuerpo, tal como ocurrió en aquella última llamada con su hermana.

Conforme salía del edificio, los gritos desesperados de una mujer rubia llegaron a sus oídos, provocando que sus ojos se cristalizaran y no le dejaran ver bien el panorama frente a sus ojos. Un hombre de traje cargaba consigo en brazos a alguien que él reconocía perfectamente, y detrás de él, una mujer entre llantos le pedía que se apresurara y fuera hacia los médicos.

Su mundo se detuvo en el momento en el que el hombre de traje, depositaba al moreno de crestas sobre la camilla, y la mujer al lado lloraba desesperadamente, mientras los médicos, intentaban por todos los medios, regresarle la vida al chico.

—¿Horacio?

〖 ONE-SHOTS 〗- VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora