『Nieve』

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#VolkacioNavideño

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—E-Esto fue m-mala idea.

El frío comenzaba a colarse por las casi escasas aberturas de sus abrigos, sintiendo incluso como esta quemaba su piel al mínimo contacto. La cabaña poco a poco perdía el calor que salía de la pequeña chimenea, mostrando por la ventana el paisaje nevado, completamente blanco, debido a la nieve que caía lentamente en una hermosa danza y se acumulaba en el suelo.

—¿Cómo que mala idea?—contestaron a sus espaldas, y aunque no lo estuviera viendo, sabía que tenía una sonrisa pasmada en su rostro.

—Pues... ¡Joder!—una fría ventisca logró atravesar sus gruesos ropajes, haciendo que se encogiera en su sitio y sobara sus brazos para generar fricción y así calentarlos.

—El que tuvo la idea fuiste tú, no creo que sea el momento de arrepentirse—rio ante la mirada molesta del contrario, que apenas duró unos segundos al ver su rostro sonriente y tranquilo.

—Lo sé, joder, solo que...—suspiró exhalando vaho por su boca—, solo que no conocía el frío de los cojones de aquí, ¡Que estamos a -20°, Vik!

—Pero que esto no es nada hombre—rio, tomando asiento junto al moreno, que no dudó en arrimarse en busca de su calor, ¿y por qué no? Amor y cariño, también. Por su parte, el de nacionalidad rusa, apenas lo sintió cerca lo rodeó con sus brazos, tallando su espalda y brazo con su mano izquierda, mientras que con la otra, tomaba ambas manos del moreno, cubiertas por guantes gruesos, y las encerraba sobando sutilmente—. Cuando era pequeño...—comenzó con aire de nostalgia, sin eliminar su sonrisa, y captando toda la atención del chico entre sus brazos, que alzó su mirada hacia él—, eran estás tormentas de nieve las cuales pues... Pues generaban tanta nieve que al día siguiente podíamos jugar en ella. Aleksandra...—suspiró, sintiendo ahora como el chico era quien repartía pequeñas caricias en su mano—, Aleksandra, siempre solía regañarnos, diciéndonos que nos íbamos a resfriar, y que...  joder...—bufó—, siempre tenía la razón pero... Pero valía la pena. Cada momento que pasé sobre la nieve, son los mejores momentos que puedo atesorar.

El chico moreno a su lado sonreía enternecido por el semblante de Volkov, por lo que sin pensarlo, se acercó a su rostro, besando sus mejillas repetidamente, cada beso más sonoro que el otro, y sintiendo su corazón acelerarse ante la suave risa del contrario. Este último, en un momento entre besos ladeó su rostro, apresando con sus labios los gruesos del moreno, que a pesar de sorprenderse por la iniciativa de su pareja, que le provocó un hermoso sonrojo en sus mejillas, correspondió el beso, dejándose llevar está vez por su chico, disfrutando cada caricia proporcionada en su cuerpo, y olvidando por un breve momento el clima gélido. El beso lo tuvieron que acabar por la necesidad que sus pulmones les exigían, pero aún así no desabrocharon ningún momento para dejar besos castos y cortos en el otro.

—¿Sabes que me apetece ahora?—preguntó coqueto, llevando su mano izquierda al muslo del ruso, deslizándola lentamente hacia arriba.

—¿Q-Que... Que es lo que te apetece?—tragó saliva dificultosamente, apartando su mirada grisácea de la bicolor intensa y oscura, dejándole total libertad al chico de crestas de acercarse y susurrarle con una voz seductora a su oído.

—Una...

—¿Una...?—la pregunta quedó en el aire, sintiendo como se estremecía ante el toque caliente y húmedo en su oído.

〖 ONE-SHOTS 〗- VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora