EL DIABLO ME OBLIGÓ A HACERLO¹

12. Recaudación de información

Aquella mañana los rayos del sol se filtraban por las nubes espesas del día Domingo, un frio aire soplaba de un lado a otro mientras que el joven miraba fijamente por la ventana mientras acomodaba su corbata negra sobre su cuello. Tomo aquel sombrero viejo que su padre la había regalado años atrás, el día de cumpleaños número diez para ser exactos, el día que su madre lo abandono.

Su padre, un gran hombre podría decirlo el joven sin dudarlo, se encargó de el durante muchos años, lo apoyo en todo lo que quiso y jamás le impuso una madre sustituta como muchos padres acostumbraban. Le dio una carrera universitaria y aunque a Frederick jamás estuvo de acuerdo con su elección de carrera lo apoyo hasta el final. Tres años más tarde su padre cayó enfermo por la enfermedad del Ebola lo que lo llevo a su muerte dejando como herencia todo el dinero que su padre había logrado con mucho esfuerzo para que nunca nada le faltara. Frederick jamás fue un hombre de dinero lo que había provocado en más de una ocasión la tristeza del hombre al no poder otorgarle a su hijo lo que él quería.

Willard sonrió con nostalgia observando el sombrero de su padre y lo dejo sobre la cama ya compuesta.

-No me extrañes padre, volveré muy pronto y te dejo aquí, odiaría perderte siendo el ultimo recuerdo que tengo de ti- hablo Willard mirando el sombrero.

Luego, el joven cerró la puerta de la habitación y descendió por la escalera de madera hasta llegar a la planta baja, detuvo su paso apresurado cuando entro a la cocina y observo a sus compañeros muy callados.

El recién llegado los miro por algunos minutos, cada uno estaba sumido en su mundo, Helen pasaba la página de su libro, Cole terminaba de desayunar, Arvin observaba el reloj de pared como el péndulo se movía de un lado a otro y Leonora miraba hacia el exterior.

-Creo que para lograr este caso debemos mínimo hablar unos con otros- hablo Willard haciendo que sus compañeros lo miraran- Sé que es difícil, fueron cinco años de los cuales jamás creí que volvería a verlos y de la noche a la mañana nos encontramos reunidos en un mismo lugar para resolver un caso- se adentró a la sala y se recargo en una silla- Si no quieren hacerlo, lo entiendo, pero yo no me voy a quedar el día de hoy encerrado sin buscar información sobre el caso. El que guste acompañarme lo agradeceré al igual de quien no, tal vez su idea es resolverlos solos y lo entiendo- el joven comenzó a ponerse el saco negro que había tomado entre el baúl de sus cosas- Sé que cada uno lo lograra y lo harán muy bien, pero siempre que hacíamos un trabajo, nuestro resultado era excelente.

Willard los observo por algunos segundos, soltó un suspiro al ver que no había generado ningún impacto y dio media vuelta caminando hacia la salida de la casa, asintió con la cabeza en forma de saludo y salió por la puerta, bajo los escalones de madera de la casa y sonrió mientras el frio se filtraba hasta llegar a sus huesos.

La puerta se volvió a abrir y Willard dio media vuelta observando a sus amigos salir con ropas abrigadoras.

-Veo que los hice cambiar de opinión.

Cole descendió los escalones de madera sin despejar su vista de Willard y le sonrió.

-Bonito discurso, aunque innecesario Will, estábamos esperándote para ir juntos a recaudar la información.

Willard miro a Leonora quien se acomodaba en sus manos sus guantes de color negros y luego se cruzó de brazos abrazándose debido al frio.

-¿Me dejaron decir un discurso conmemorador y lleno de sentimiento para que al final me estuvieran esperando? - pregunto sin poder creer que haya dicho esas palabras.

-Sí, ya habías empezado y creímos que interrumpirte haría que todas tus palabras se fueran a la basura- le sonrió Leonora mientras su cabello rubio se movía de un lado a otro debido al frio invierno, luego miro a los demás- ¿Por dónde empezaremos?