-Díganme- hablo Willard mientras caminaban de regreso a La Casa Silenciosa- ¿Quién fue al tonto que no se le ocurro traer un vehículo?
-Tu- contesto Leonora posándose a su lado y mirando el camino rocoso- Tú fuiste el tonto
Willard la miro de reojo y le sonrió.
-Sabes, no tenías por qué contestar la pregunta- hablo el joven y miro a los lejos la casa- Muero de hambre, ¿Creen que hayan hecho algo de comer?
-Eso espero- contesto Arvin mientras observaba todas las anotaciones que había hecho- No pienso comer nada que haga Leonora o Helen.
Ambas rubias miraron a su amigo y abrieron fingiendo estar ofendidas.
-Apoyo a Arvin- alzo su mano Willard- ¿Cole? ¿Qué opinas?
-Quiero vivir así que apoyo a Arvin-contesto el joven alzando su mano al igual que Willard.
Subieron los tres escalones de la entrada de la casa y Cole abrió la puerta, pasaron ambas jóvenes primero.
-¿Están aliándose en contra nuestra como en la facultad? - pregunto Helen mientras caminaban hacia la entrada de la cocina donde las mujeres Sombra y Negro los esperaban.
Arvin abrió el grifo y lleno un vaso de vidrio de agua.
-Sí, ¿Por qué no? - pregunto Arvin cuando trago el agua.
-Buenas tardes señora Sombra y Negro- hablo Leonora mirando a ambas mujeres.
-Buenas tardes muchachos- contesto la señora Negro- Aun no se encuentra la comida hecha sin embargo hicimos té de negro por si gustan un poco.
Los jóvenes negaron agradeciendo, Helen abandono la sala y subió a la planta alta mientras que Arvin se dirigía a la sala y Cole junto con Willard buscaban algo de dulce en la cocina.
-A mi si me apetece un poco-hablo Leonora y la señora Negro le sonrió.
La mujer tomo una tasa de cerámica y agrego a él la bebida de color negro humeante.
-Gracias- agradeció la joven y soplo en contenido mientras miraba él té negro.
-Dejaremos aquí por si alguien más gusta- hablo la mujer Sombra- En media hora comeremos para que tengan toda la tarde para su trabajo.
Ambas mujeres abandonaron la sala perdiéndose en la casa.
Willard tomo un vaso de cristal y agrego un poco del contenido del té a ella. Le dio un sorbo e hizo una mueca de repulsión.
-¿Cómo puede gustarte esto? - pregunto Willard dejando el vaso sobre la mesa y haciendo una mueca- Sabe feo- susurro el joven en voz baja y luego negó con la cabeza- Podría jurar que esta endulzado con veneno. Té con sabor a veneno
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EL DIABLO ME OBLIGÓ A HACERLO¹
TerrorEn la universidad de Wolfworld, un grupo de jóvenes se ven envueltos en un asesinato en el cual aseguran que una fuerza extraña obligó a su compañero a cometer el acto. Cinco años más tarde, el grupo de jóvenes especializados en el área de Psiquiatr...